Hollande incluye a España entre los motores de Europa.
El presidente francés invita a Rajoy a una cumbre con Merkel y Gentiloni en París
En la reunión hispano-francesa de ayer en Málaga, Hollande invitó a Rajoy a una cumbre en París con Merkel y Gentiloni para diseñar una UE a dos velocidades.
Convencido de que los problemas de Europa sólo se resuelven con más Europa, y que su mayor legado debe ir en esa dirección, el presidente francés, François Hollande, ha convocado para el 6 de marzo a Alemania, España y Italia, los países que junto con Francia deben estar al frente de una Europa a varias velocidades, en la que ellos sean los motores. Una convocatoria que devuelve a España al primer nivel de la política europea.
La cumbre, informal, se celebrará en Versalles, y Hollande pretende con ella contrarrestar el riesgo de ver a Francia fuera de la Unión Europea si gana las presidenciales francesas en mayo la ultraderechista Marine Le Pen. El presidente francés trasladó ayer oficialmente la invitación a Mariano Rajoy, con quien ha trabajado de manera muy estrecha en estos años, durante la cumbre bilateral hispano-francesa celebrada en Málaga, como gesto hacia Francia, ya que la ciudad andaluza es la única que acoge un Centro de Arte Pompidou fuera de Francia. Allí celebraron los dos mandatarios una rueda de prensa, junto a los siete ministros que les acompañaron –Exteriores, Interior, Justicia, Comercio, Economía, Energía, y Cultura y Deportes–, y se pudo apreciar la buena sintonía entre ambos.
Rajoy acudirá a la cita. Quiere recuperar para España ese papel clave en Europa, que ha pretendido desde el inicio de su mandato y que ha conseguido con altibajos. Renzi le excluyó de una reunión de las potencias europeas en Roma, pero Merkel ya le recuperó para la despedida de Barack Obama de la Unión Europea, con una cena celebrada en Berlín con Francia, Italia y España.
Hollande tiene el compromiso de los cuatro grandes, ya sin el Reino Unido, para “definir juntos el futuro de Europa” tras el Brexit. Con España, Francia ha compartido la misma visión de cómo debía salir España de la crisis, y la necesidad de buscar soluciones para Grecia, como ayer mismo estudiaba el Eurogrupo.
En el caso de España, el presidente francés considera que “se ha pedido al pueblo muchos sacrificios” con motivo de la crisis que, recordó, “vino de Estados Unidos” y se produjo “por la desregulación que quiere imponer de nuevo Estados Unidos”, dijo en una de las muchas pullas que lanzó contra Donald Trump.
La idea de Hollande, compartida por Rajoy, y que Merkel también asume, es que, tras la crisis y el Brexit, Europa está en otro momento,
PAPEL AL ALZA El mandatario español acudirá a la cita para resituar el país en el primer nivel europeo BUENA SINTONÍA El Gobierno comparte con Francia la visión de cómo se debía salir de la crisis
en el que “lo que amenaza a Europa no es su destrucción, sino la perdida de sentido”. Para el presidente francés hay potencias fuera de Europa que no quieren que Europa sea fuerte y “una potencia de paz y progreso”.
No se trata de que estos cuatro países definan lo que debe ser Europa, en el planteamiento de Hollande, sino de que en una Europa de los veintisiete “los que quieran ir más allá lo puedan hacer”. Debe ser, por tanto, una Europa a varias velocidades, donde unos países, y ahí estarían Francia, Alemania, Italia y España, mantengan una cooperación reforzada “con los países que quieran hacerlo”. Se
trata, pues, de fijar los objetivos y los calendarios para avanzar a ese ritmo de los países que estarán en la primera velocidad.
La idea, señalaron Rajoy y Hollande, es combatir la crisis europea con más Europa y explicar qué significa esa pertenencia a Europa. Por ejemplo, decir en Francia que salir de la UE no es salir sólo de la zona euro, sino salir también de Europa, lo que “debilitaría a Francia y a toda Europa”.
Pero de lo que no se habló, “porque no era el lugar para hablar de ello”, fue de Catalunya. Sí lo hizo el presidente del Gobierno español en la rueda de prensa conjunta al término de la cumbre. Por dos veces no quiso ni desmentir ni confirmar los encuentros discretos, de los que Enric Millo ha hablado en las últimas horas, entre el Gobierno y la Generalitat para buscar una solución a la cuestión catalana. Pero sí dejó claro que de él no partirá ninguna oferta alternativa ni tercera vía para intentar un nuevo encaje de Catalunya en España. “Mi posición es conocida por todos, también por la Generalitat”, dijo Rajoy, y consiste en su disposición “a hablar, pero hablar de lo que le preocupa a los ciudadanos”.
Citó cuestiones concretas: dependencia, financiación autonómica, infraestructuras, corredor mediterráneo... Las cuestiones, recordó, que se trataron en la conferencia de presidentes, a la que no acudió Carles Puigdemont. “Esos son los problemas que importan e interesan a los ciudadanos”, dijo Rajoy, y añadió que él como presidente “defiende los intereses de todos los ciudadanos”.
Rajoy insiste en que de lo único que no está dispuesto a hablar es de “liquidar la soberanía nacional y de ponernos de acuerdo en cómo incumplimos la ley”, así que oferta alternativa, ninguna. Rajoy sigue en su postura, sin haberse movido un ápice, y cree que es a la Generalitat a la que le corresponde dar un giro, pero para “dejar de dividir a la sociedad catalana”, a la que a su juicio ya ha dividido bastantes estos cinco años, “que no han aportado nada bueno a la vida de los catalanes”.
Y otra recomendación a los responsables de la Generalitat, más concretamente a los antiguos convergentes. “No se puede dejar en manos de extremistas y radicales poner y quitar presidentes”, manifestó en referencia a la CUP, y no se puede dejar las instituciones catalanas en sus manos, de forma que estén sirviendo “no al conjunto de los catalanes, sino a una determinada ideología, en este caso la independentista, y esto se tiene que corregir”. Eso, subrayó, “es muy malo para la salud democrática de las instituciones y de Catalunya”.