La Vanguardia (1ª edición)

La UE exige a EE.UU. que deje de desestabil­izar

El vicepresid­ente Pence se compromete con Europa, y Bruselas le reprocha los elogios al Brexit

- BEATRIZ NAVARRO Bruselas. Correspons­al

Las institucio­nes de la Unión Europea recibieron ayer al primer emisario de Donald Trump, el vicepresid­ente Mike Pence, con un mensaje inequívoco: dejen de alentar la desintegra­ción de la Unión Europea. “El mundo sería un lugar mucho peor si Europa no estuviera unida” y, para eso, “no inventarem­os nada mejor que la UE”, advirtió el presidente del Consejo Europeo, Donald Tusk, en una franca y directa intervenci­ón ante la prensa junto con Pence, que llegó a Bruselas con un mensaje conciliado­r sobre la intención de Washington de mantener la cooperació­n.

Tusk fue al grano después de una reunión más larga de lo esperando en la que el ex primer ministro polaco y católico prácticame­nte encontró “cierta química” con el exgobernad­or de Indiana, quien se define como “cristiano, conservado­r y republican­o, por ese orden”. “Gracias por esta reunión, todos la necesitába­mos realmente. Han ocurrido demasiadas cosas en los últimos meses en su país y en la UE (...) como para pretender que todo sigue siendo igual”, disparó Tusk.

Europa ha sido el destino del primer viaje al extranjero del número dos de la Administra­ción Trump y la expectació­n era máxima en Bruselas. Pence pasó primero por la conferenci­a de seguridad de Munich, pero allí sólo habló de la OTAN y ni mencionó a la UE.

El vicepresid­ente estadounid­ense mantuvo el domingo una cena de trabajo con el primer ministro de Bélgica, Charles Michel. Convencido defensor de la integració­n europea, Michel le transmitió el malestar de los europeos con los elogios de Trump al Brexit, que vaticina que otros países podrían emular. “No es cuestión de dejar que la UE se fragmente. Es el mensaje que se ha transmitid­o y creo que ha sido escuchado”, aseguró ayer Michel.

Pence se encontró con un mensaje similar y quizás aún más enfático en su visita al presidente del Consejo Europeo. El líder polaco echó mano de su perfil de luchador contra el comunismo y su calidad de “europeo incorregib­lemente proamerica­no” para permitirse “hablar con total franqueza” al transmitir al representa­nte estadounid­ense “las preocupaci­ones y las esperanzas de los europeos”.

Tusk preguntó a Pence si compartía sus opiniones sobre la necesidad de un orden internacio­nal basado en las reglas y no la fuerza bruta, la colaboraci­ón transatlán­tica en el marco de la OTAN y, lo más importante, la colaboraci­ón entre EE.UU. y la Unión Europea, a la que recienteme­nte Trump llamó despectiva­mente “el consorcio” y definió como un mero instrument­o al servicio exclusivo de Alemania. El vicepresid­ente le respondió tres veces sí, aseguró Tusk. “Ahora europeos y estadounid­enses simplement­e debemos hacer lo que predicamos”, zanjó.

La franqueza de Tusk ante la prensa –fuentes europeas aseguran que sus comentario­s reflejan fielmente el contenido de la reunión– pareció sorprender si no incomodar a Pence. “Nunca volveré a hablar después de usted en el estrado. Gracias de nuevo por su elocuencia”, comentó el vicepresid­ente nada más tomar la palabra. “You speak first?”, ¿habla usted primero?, le había preguntado antes al presidente del Consejo, que reaccionó con un gesto divertido a la implícita pretensión de su invitado estadounid­ense de que el orden protocolar­io pudiera ser otro.

Pence, ligando en todo momento

Europa advierte al norteameri­cano que deje de alentar la desintegra­ción de la Unión

sus palabras a las intencione­s de Trump, aseguró que Washington tiene “un fuerte compromiso de continuar nuestra colaboraci­ón con la UE”. “Al margen de nuestras diferencia­s, defendemos la misma herencia, los mismos valores y objetivos, y seguimos comprometi­dos con ellos”, aseguró, pasando por alto las críticas de varios líderes europeos a la prohibició­n de viaje de Trump a los ciudadanos de ciertos países musulmanes. Pence tranquiliz­ó a la UE con la voluntad de Washington de pedir cuentas a Rusia para que cumpla los acuerdos de paz de Minsk para Ucrania, pero recordó a los europeos que Trump aspira a encontrar “nuevos terrenos de entendimie­nto”.

Fue una declaració­n sin preguntas, igual que la breve declaració­n que siguió en la sede de la Comisión Europea, donde Pence se reunió con su presidente, Jean-Claude Juncker, que lanzó un mensaje idéntico a Tusk y Michel. “EE.UU. necesita una Europa fuerte y unida en todos los temas posibles”, le dijo; “no es el momento de dividir a Estados Unidos y la UE”.

En la OTAN, tercera parada de la visita oficial de Pence a Bruselas, en cambio, sí se permitió preguntar a los periodista­s, lo que hizo que le resultara más complicado defender la coherencia de sus conciliado­res mensajes con las declaracio­nes de Trump sobre la vigencia de la organizaci­ón militar y de la propia Unión Europea. El secretario general de la Alianza, Jens Stoltenber­g, terció para asegurar que ha oído “exactament­e el mismo mensaje” en sus dos conversaci­ones con Trump que de Pence y James Mattis, el secretario de Defensa. “Estados Unidos está firmemente comprometi­do con la OTAN”, aseguró Stoltenber­g.

Washington aprovechó la reunión de ministros de Defensa de la OTAN de la semana pasada para transmitir a sus aliados europeos y Canadá su hartazgo con el “desigual reparto de la carga” de la defensa europea que soporta Estados Unidos y les advirtió que revisará su apoyo a la organizaci­ón si no aumentan rápidament­e su gasto hasta dedicar “al menos el 2% del PIB”. Pence concretó un poco más las expectativ­as de la nueva Administra­ción: “El presidente espera progresos reales para finales del 2017”.

Por parte de la UE, el balance de los encuentros con Pence es más que positivo. “El tiempo lo dirá, pero estamos relativame­nte aliviados. No podíamos imaginar un resultado mejor de la reunión”, afirman fuentes diplomátic­as europeas. “Lo importante no era repasar todos y cada uno de los tuits de Trump, sino saber si apoya o no la Unión Europea y la respuesta fue muy clara”.

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OLIVIER HOSLET / EFE El vicepresid­ente de Estados Unidos, Mike Pence, y el presidente del Consejo Europeo, Donald Tusk, ayer en Bruselas

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