La Vanguardia (1ª edición)

“Tienes que potenciar lo que tú eres y llevarlo al extremo”

Tengo 36 años. Nací y vivo en A Coruña, en pareja. Estudié Bellas Artes e Ilustració­n. Vivimos momentos de ira y conflictos entre comunidade­s. Percibo pavor en la gente. Pero yo vivo en una esquina del mundo, bastante aislado. Miro más hacia dentro que ha

- IMA SANCHÍS

Q ué hay en su universo? Trastoco el mundo de las fábulas y los cuentos clásicos. Mis personajes son animales antropomor­fos que han pasado del cómic al cine.

¿Qué pretende contar? Cuando descubrí el cómic tenía 19 años... ,¿qué vas a contar?, ¿qué experienci­a tienes de la vida a esa edad?... Me di cuenta de que debía hablar de las cosas que yo conocía y mi primer cómic fue Psiconauta­s, los niños olvidados.

Pues parece que sí tenía algo que decir. Salía de la adolescenc­ia, así que todos los personajes son adolescent­es, viajeros de la mente. Unos quieren viajar físicament­e, escapar de la isla, otros viajan con las drogas.

Es un universo muy triste, ¿estaba triste? Luces y sombras. En esas edades lo vives todo muy intensamen­te.

¿Qué le rodeaba? La contaminac­ión, la perversión de la naturaleza, la desindustr­ialización, el paro, las drogas y, en los 90, el sida. En los años 80 la heroína entró en España con fuerza y lo hizo por Galicia.

¿Qué pensaba de todo eso como niño? Yo no tenía muy claro de qué iba todo aquello, pero sabía que tenía que esconder el dinero, repartirlo por mi cuerpo: uno para dar y otro para gastar, porque me robaban continuame­nte.

¿Chavales, para pincharse? Sí, con 14 años te mandaban descalzart­e para ver si tenías ahí dinero. Y luego estaba esa necesidad de irse de casa, de escapar, de tener libertad, todo muy propio de la adolescenc­ia.

¿Qué le marcó? Ser hijo único de padres divorciado­s, los primeros de mi escuela, que tenían que trabajar un huevo..., pasaba mucho tiempo solo, contento, dibujando..., eso me hizo solitario.

Ahora ha ganado un Goya con la animación de aquel primer cómic: Psiconauta­s. Hace nueve años un productor, Pedro Rivero, me propuso llevarlo al cine, sabíamos que encontrar financiaci­ón para hacer animación para adultos era difícil, sobre todo en España, y empezamos por un corto: Birdboy (el chico pájaro) y ganamos un Goya.

El primero de los tres que tiene. Sí, haciendo trabajo al margen de la industria conseguí entrar en la industria. Continuamo­s haciendo cortos, entre ellos Decorado, por el que me acaban de dar otro Goya.

Habla usted de las relaciones humanas. Son las que nos conforman, sacan lo mejor y lo peor de ti, por eso tienes que ir apartando poco a poco, aunque las quieras, a las personas que te hacen daño, porque con quien vas a estar toda la vida es contigo. Debes aprender a quererte.

¿Ha aprendido? Sí, y otra cosa bastante importante: yo trabajaba solo, sin relación con la gente, y era extremadam­ente confiado. Al empezar a colaborar con otros he visto que tienes que lidiar con gente muy complicada; y he aprendido a defenderme y a valorar a la gente maravillos­a y generosa que he conocido.

Hablemos de las relaciones familiares. Yo tenía la percepción de que mi familia era un desastre. Cuando iba a casa de mis amigos me parecían familias idílicas. Luego creces y te enteras de cosas sobre esas familias y alucinas. Me interesan las relaciones interfamil­iares porque me parecen planetas de lo más variados.

Todas guardan secretos. Me llama mucho la atención el deterioro de las relaciones, hay parejas que consiguen reforzar vínculos con el tiempo, otras acaban distancián­dose, aguantando, pasando, acumulando rencor... y con hijos de por medio.

¿Tiene un buen equipo? Sí, nos llevamos bien y somos muy efectivos. Cuando voy por Europa y les cuento qué presupuest­os manejamos, alucinan. El cine en Francia tiene unos apoyos de 700 millones de euros, en España no pasamos de 50 millones. El recurso de las subvencion­es está muy mal planteado.

¿Cómo lo haría usted? Tiene que haber incentivos para que entre la empresa privada. El cine es arte, pero también es negocio e industria, mueve muchísimo dinero. Pero es un momento complicado.

Sí. Demasiada gente que se queda por el camino, jóvenes con muchísimo talento que se van fuera (investigad­ores, médicos, ingenieros, artistas… ). Aquí sólo quedamos los burros.

Ahora entiendo más a su niño pájaro. Es un adolescent­e inadaptado, el único que podría escapar de la isla porque tiene alas, pero se autolesion­a y no consigue escapar de sí mismo.

Triste. Tienes que definirte, potenciar lo que tú eres y llevarlo al extremo, porque o haces cosas comerciale­s o haces lo que te da la gana, pero como intentes satisfacer a los dos, adiós, porque pierdes tu esencia.

¿Qué le agobia? La hiperconec­tividad. Cada vez que miras el móvil tienes quince watsaps donde se mezcla el mundo laboral con el mundo personal. Tener que estar siempre disponible me estresa.Todo va muy rápido, todo es de usar y tirar: las películas, las imágenes, los textos...

Y la bruma y la niebla ¿no le afectan? Por supuesto, somos parte del paisaje. Cuando me fui a Valencia aquel sol de enero me convirtió en una persona muy alegre. Pero en A Coruña está mi refugio, y la calidad de vida es magnífica, puedes vivir con muy poco.

¿Eso es lo que quiere? Sí. Hay que vivir con mochilas ligeras.

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INMA SAINZ DE BARANDA
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IMA SANCHÍS
LLUÍS AMIGUET ??
VÍCTOR-M. AMELA IMA SANCHÍS LLUÍS AMIGUET

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