Las implicaciones territoriales en Irlanda y Escocia, un reto añadido
Las implicaciones territoriales del Brexit en Irlanda y Escocia son un desafío añadido a la salida del Reino Unido de la Unión Europea y un reto compartido para las dos partes.
El Gobierno de Irlanda se opone tajantemente a la instauración de una frontera física entre su país e Irlanda del Norte cuando este deje de formar parte del club comunitario en el 2019. El primer ministro irlandés, Enda Kenny, se ganó esta semana el apoyo de la Comisión Europea. “No queremos una frontera física entre Irlanda del Norte y la República, (...) queremos fronteras terrestres lo más abiertas posibles”, declaró este jueves en Bruselas Jean-Claude Juncker, presidente del Ejecutivo comunitario, tras reunirse con Kenny.
El problema no es la libre circulación de personas sino el control de mercancías. Ni el Gobierno irlandés ni los funcionarios europeos implicados en las negociaciones del Brexit tienen claro cómo hacer compatible esa promesa con la salida del Reino Unido del mercado único europeo y de la unión aduanera. “Todo el mundo tiene claro que debe haber una frontera blanda pero no puede suponer un agujero para el mercado único”, admite el eurodiputado Esteban González Pons, portavoz del Partido Popular Europeo sobre el Brexit. Esta semana se publicará un informe sobre cómo se gestiona la situación entre Suecia y Noruega. La conclusión, avanzan fuentes europeas, es que no sirve de ejemplo, ya que incluye numerosos controles físicos.
Dublín reclama además que el acuerdo del Brexit incluya una mención a la posible futura reunificación de la isla, como recogen los acuerdos de Viernes Santo de 1998 que pacificaron el territorio. El texto debería garantizar que Irlanda del Norte tendría “facilidad de acceso para convertirse en miembro de la UE”, dijo Kenny, que citó la absorción de Alemania del Este tras la caída del muro de Berlín, un caso que el independentismo catalán reivindica como precedente. El Sinn Fein ve la nueva situación como una oportunidad para impulsar la reunificación de la isla, que votó en masa contra el Brexit.
También Escocia votó mayoritariamente contra la salida de la UE. Ahora su Gobierno sopesa celebrar un segundo referéndum de independencia. Aunque tras el voto del Brexit Juncker puso la alfombra roja a su primera ministra, Nicole Sturgeon, sus pretensiones de negociar directamente un acuerdo con la UE han chocado contra un muro. “Mientras no sea un país independiente, el único interlocutor es Londres”, sostienen fuentes de la negociación. España no pierde de vista estos movimientos.
El Sinn Fein ve una oportunidad para impulsar la reunificación de la isla