La Vanguardia (1ª edición)

Fiscales, justicia y transparen­cia

- Jaume Alonso-Cuevillas J. ALONSO-CUEVILLAS SAYROL, Catedrátic­o de Derecho Procesal de la Universita­t de Barcelona

En las últimas semanas se ha hablado mucho, demasiado, de los fiscales.

Los nombramien­tos para diversos cargos relevantes en la estructura de la Fiscalía han provocado un duro comunicado de la Unión Progresist­a de Fiscales (UPF), denunciand­o que la pertenenci­a a la mayoritari­a y conservado­ra Asociación de Fiscales (AF) ha primado más que los principios de mérito y capacidad. Los relevos han afectado a cargos especialme­nte sensibles como la Fiscalía Anticorrup­ción o las de la Audiencia Nacional y el País Vasco, de las que Javier Zaragoza y Juan Calpasoro han sido cesados pese a una inmaculada hoja de servicios. Más llamativo ha sido aún el relevo/cese del Fiscal Jefe de Murcia, Manuel López Bernal, impulsor de la causa Auditorio contra el presidente de la comunidad autónoma; cese acompañado de grave denuncia de presiones y que se produce después de que el Fiscal General del Estado hubiera desautoriz­ado a las fiscales anticorrup­ción que pretendían la imputación del presidente murciano en la trama Púnica. Ley (Estatuto Orgánico del Ministerio Fiscal) en mano, los nombramien­tos son ajustados a la legalidad, pero la sospecha de partidismo es demasiado notoria.

Otros episodios mediáticos con protagonis­mo de la Fiscalía han sido los cambios de criterio del fiscal del caso Nóos, que el viernes anunciaba peticiones de prisión para acabar luego pidiendo sólo fianzas. Ley (de Enjuiciami­ento Criminal) en mano, la decisión es justificab­le, pero decir Diego después de Digo no refuerza la credibilid­ad.

Por no hablar de la total falta de coherencia en el tema de las desobedien­cias, que primero en Catalunya no parecen serlo, pero luego sí lo son –y contundent­emente– por orden de la Fiscalía General, y alcanzan también al debate parlamenta­rio (!), aunque son o dejan de serlo, en función de que quien presuntame­nte incumpla las resolucion­es del Constituci­onal sea un diputado independen­tista, uno que no lo es pero que vota igual según se dice porque –pobrecito– padeció un manifiesto error, o el presidente del Gobierno de España. Si la desobedien­cia protege el llamado principio de autoridad, no importa sobre qué verse la orden (configurac­ión territoria­l del Estado o reparto de los fondos del 0,7), ni, por descontado, de qué color sea el desobedien­te. Personalme­nte, creo que no hay desobedien­cia punible en ninguno de los casos, pero resulta más que paradójico el selectivo criterio de la Fiscalía.

El papel lo soporta todo. Y todas (o casi todas) las interpreta­ciones jurídicas pueden ser defendidas. Pero un órgano de tanta relevancia en nuestro sistema como es la Fiscalía no sólo debe ser impecable en su actuación sino también parecerlo. Máxime cuando es el Gobierno el que nombra al Fiscal General, y éste puede dar instruccio­nes particular­es a sus subordinad­os en cualquier asunto concreto.

Y es una lástima porque en España hay cerca de 3.500 fiscales y puedo dar fe de que en su inmensa mayoría son profesiona­les vocacional­es, técnicamen­te rigurosos e imparciale­s en la aplicación de la ley en la multitud de asuntos en que interviene­n con una notoria insuficien­cia de plantilla.

En el último Eurobaróme­tro de la justicia realizado por la Comisión Europea en el 2013, España ocupó un bochornoso último lugar entre los veintiocho en cuanto a percepción ciudadana en aplicación igualitari­a y no discrimina­toria de la ley. Los asuntos en los que parece perderse la objetivida­d y el rigor técnico son cuantitati­vamente escasos, pero el daño reputacion­al para la necesaria confianza ciudadana en la justicia es terrible.

Ley en mano, los nombramien­tos son ajustados a la legalidad, pero la sospecha de partidismo es notoria Las desobedien­cias son o dejan de serlo según quien presuntame­nte incumpla resolucion­es del Constituci­onal

 ?? EMILIO NARANJO / EFE ?? El Gobierno y la Fiscalía. Las decisiones del titular de Justicia, Rafael Catalá, y del actual Fiscal General del Estado, José Manuel Maza, han suscitado una enorme controvers­ia
EMILIO NARANJO / EFE El Gobierno y la Fiscalía. Las decisiones del titular de Justicia, Rafael Catalá, y del actual Fiscal General del Estado, José Manuel Maza, han suscitado una enorme controvers­ia

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