Unos Oscars muy calientes
“Sí, nadie quiere ir a París porque al parecer es horrible”, bromeó George Clooney a su llegada a los premios Cesar en París acompañado por su esposa Amal. Desde la misma alfombra roja el actor comentó, en clara referencia a las palabras de Donald Trump sobre la peligrosidad de la capital francesa, “tenemos algunas cosas en las que trabajar en Estados Unidos”, para añadir “creo que ustedes tienen algunos de nuestros mismos problemas aquí, así que buena suerte.”
La llegada de Trump a la Casa Blanca es el preludio de unos Oscars muy politizados. A las palabras que pronunció Clooney el viernes por la noche se añaden los parlamentos que hubo en el acto organizado por la Agencia de Talento Unido (UTA) en Beverly Hills. La UTA cambió su tradicional fiesta anual de los Oscars por un mitin por los derechos de los inmigrantes que duró dos horas y al que asistieron unas 1.200 personas. Entre los oradores estaban Jodie Foster, Michael J. Fox y Keegan-Michael Key.
En sus palabras de bienvenida, Keegan-Michael Key dijo que el acto estaba destinado a “apoyar la preocupación creciente de la comunidad creativa con el sentimiento antiinmigración en Estados Unidos de América y su potencial efecto escalofriante en el intercambio global de ideas, sin mencionar la libertad de expresión”. Jodie Foster, quien dijo no sentirse cómoda usando su cara pública para el activismo, reconoció que ahora “es un momento singular en la historia, es el momento de comprometerse’”.
El cineasta iraní Asghar Farhadi, nominado al Oscar, también habló a través de videoconferencia desde Teherán para elogiar la muestra de unidad entre la comunidad cinematográfica. / Agencias