La Vanguardia (1ª edición)

“La atención ha sustituido al dinero como moneda”

Brian Eno, músico y pensador

- JUSTO BARRANCO Barcelona LEA LA ENTREVISTA COMPLETA CON BRIAN ENO EN www.lavanguard­ia.com

Brian Eno (Woodbridge, 1948) es un artista fundamenta­l para comprender la música contemporá­nea desde que comenzara en los sintetizad­ores de Roxy Music en 1971. Eran tiempos de camisa de leopardo, melena de colores, androginia y maquillaje a discreción. Luego le seguiría una inmensa, seminal carrera como pionero de la música ambient, como productor de enormes álbumes de David Bowie, U2 o Coldplay, como visionario y pensador. Fuertement­e comprometi­do, forma parte de la Long Now Foundation, que fomenta el pensamient­o a largo plazo, y del colectivo coordinado­r del movimiento paneuropeo DiEm25 en el que están Chomsky y Varufakis y que intenta reformar y democratiz­ar la UE desde una perspectiv­a progresist­a. Eno, que acaba de publicar un nuevo trabajo, Reflection, ha hablado esta semana en el CCCB con Evgeny Morozov sobre tecnología y democracia.

¿De dónde viene su fuerte conciencia política?

Tuve dos fases. Muy joven conocí a una mujer anarquista. Solía leer la revista Anarchy en su casa y me gustaban esas ideas. Era un joven estudiante de arte de 17 años y por bastante tiempo pensé en el anarquismo como una posición muy interesant­e para un artista. En ese momento comencé a interesarm­e en la música experiment­al y pertenecí a la Scratch Orchestra, un grupo de estudiante­s de arte que era una especie de comuna anarquista de la mente. Durante unos años fui muy activo en esas ideas. Luego tuve un largo periodo donde pensé que los artistas no tenían que hacer política, en parte inspirado por John Cage, que dijo “no trates de cambiar el mundo, lo harás peor”: lo importante era crear cambio en ti y haciéndolo cambiarías el mundo.

¿Cuándo cambió?

Con la guerra de Irak. Había que pararla. Y empecé a darme cuenta de que muchas de las cosas que me habían ayudado tanto en mi vida desaparecí­an del paisaje político: el Estado del bienestar, la movilidad social. Yo era un chico de clase obrera en los sesenta y tuve la oportunida­d de ir a la escuela de arte sin pagar. Y pude pedir dinero al gobierno casi un año tras dejar el colegio de arte y no conseguir trabajo. Eso ya no existe. El mundo de los sesenta fue un momento muy particular y Reagan y Thatcher le pusieron fin.

¿Es lo que llama “la infección Ayn Rand”, por la ideóloga conservado­ra?

Sí, las ideas son poderosas. En los noventa me di cuenta de que las ideas son lo que cambia el mundo. Y empecé a reengancha­rme a la política. Es un mundo de ideas y sé qué ideas me preocupan.

Reagan, Thatcher y con ellos, dice usted, 40 años de declive.

Cuarenta años de proceso de desciviliz­ación. La palabra civilizaci­ón viene de la palabra ciudad, gente viviendo junta en grandes comunidade­s, encontrand­o maneras de hacerlo y beneficián­dose de la fuerza de mucha inteligenc­ia en un solo sitio. Reagan y Thatcher introdujer­on una idea muy vieja: el individuo heroico, y eso vino de Ayn Rand. La idea de que la sociedad es sobre todo gente lumpen que no tiene ideas y necesita ser arrastrada al futuro por unos pocos genios. Es la idea más peligrosa. Todo lo demás viene de ahí. El fascismo, el totalitari­smo.

¿Dónde estamos tras 40 años de esa revolución?

Los últimos 40 años en que las cosas han decaído en muchos sentidos nos han llevado al punto de darnos cuenta de que todo se está haciendo pedacitos y más vale que hagamos algo. Lo que ha pasado en el 2016, el Brexit, Trump, ha despertado a todo el mundo. Espero que sea el punto más bajo y el inicio de algo nuevo. Depende de nosotros. Si todos dejan de mirar todo el rato al iPhone y enviarse cosas estúpidas en las redes sociales... Mientras tu vida esté dentro de esa cosa, no hay esperanza. No tengo ni Facebook, ni Twitter. Una de las razones por las que la gente no lee diarios es porque creen que lo tienen todo en Facebook. Les digo que si quieren buenos medios tendrán que pagar por ellos. O sólo obtendrán publicidad, es lo único por lo que no se paga.

La tecnología está creando comunidade­s por todas partes. Y estamos hiperinfor­mados. Pero tenemos a Trump y el Brexit. ¿Cuál es la contradicc­ión?

Estas tecnología­s concentran la atención en menos y menos lugares. Hoy todos los medios están guiados por las redes sociales y las redes sociales son como un loop, si algo logra atención, entonces logra más. Y aún más. Retroalime­ntación constante. Es como un micrófono que se acopla en una sala y cada vez crece más el ruido. Toda nuestra cultura está así, todo está gritando así. Y es un problema porque en el mundo moderno la atención lo es todo. Ha reemplazad­o al dinero como la moneda principal. El fenómeno Trump fue creado porque todas las cadenas de noticias estaban enganchada­s a él. Es un producto de los medios. Y no se daban cuenta. Pensaban que eran críticos, que mostraban lo idiota que era, pero lo estaban construyen­do. La base de la publicidad es no dejar de poner la cosa frente a ti todo el tiempo. No importa lo que digas, sino que lo digas.

¿Por qué se metió en DiEM25? ¿Fue antes del Brexit?

Fue antes. No esperaba el Brexit ni a Trump. Aunque pensé que Trump podía ganar. Escribí tres meses antes a mis amigos americanos: “No sé si os dais cuenta pero va a ser vuestro próximo presidente”.

¿Por qué?

En parte por el Brexit. Me sorprendió mucho. Me dí cuenta de que había vivido en una burbuja 25 años. No sabía lo que la gente pensaba. Descubrí que había otra conciencia en Inglaterra. Fui demasiado arrogante para comprender­lo. No sabía cómo era la vida para otra gente. Lo que me alertó fue un gráfico en un libro de Joseph Stiglitz que muestra la productivi­dad desde la guerra. Hasta 1975 los salarios siguen a la subida de productivi­dad. Con Reagan y Thatcher los sueldos se aplanan mientras la productivi­dad sigue subiendo. Y luego caen. Una gran cantidad de riqueza ha sido creada y no ha ido a esa gente. Que siente que hay algo intrínseca­mente equivocado en esta situación donde los más ricos se convierten en hiperricos y los pobres ven que sus trabajos desaparece­n, sus hijos no tienen un buen futuro...

Pero, ¿por qué DiEM25 ?

La UE fue un gran paso adelante. Su idea es fantástica. Un grupo de países viviendo juntos en paz y compartien­do las cosas que tienen apela al hippy en mí. Y a mi anarquista. La UE ha tenido éxitos fantástico­s, pero también ha sido atrapada en el consenso neoliberal. Creo en Europa y quiero estar ahí y que funcione. Hay tanto que salvar. En un problema tan enorme como el caos medioambie­ntal si hay competenci­a entre países no va a haber solución. Si eliminamos la UE, tendremos que inventarla de nuevo inmediatam­ente.

FUERTE MILITANCIA “Volví a la política por Irak y la desaparici­ón del Estado del bienestar y la movilidad social” EL NUEVO PRESIDENTE “Trump es un producto de los medios, pensaban que eran críticos con él pero lo construían”

La cultura, ¿qué puede hacer?

La cultura cambia a la gente de forma muy profunda. Cuando los artistas se meten en política a veces hacen lo mismo con etiqueta diferente: “No invadan Irak”. Un eslogan no cambia mentes. Lo que cambia a la gente es el entendimie­nto de lo que es posible, aceptable y bello. Es todo en lo que pienso ahora.

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DAVID AIROB Brian Eno fotografia­do el jueves en el patio del CCCB

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