La Vanguardia (1ª edición)

La reinserció­n del tablero

Presos de Puig de les Basses mejoran su conducta a través del Club d’Escacs Atzucac

- BÀRBARA JULBE Figueres

De mirada retraída pero dotado de una gran agilidad mental, Òscar, que cumple condena en el centro penitencia­rio Puig de les Basses y es uno de los integrante­s del Club d’Escacs Atzucac, se muestra orgulloso de su partida. Con un juego muy posicional y tras una buena apertura y un final de peones, donde la mejor posición y actividad del rey fue decisiva, ha conseguido imponerse al contrincan­te del Club Escacs Olot en poco más de veinte minutos. Pese a la rivalidad propia de cualquier competició­n, una vez terminado el encuentro ambos se han dado la mano como buenos jugadores de ajedrez.

Formado por ocho internos de la prisión de Figueres y tres voluntario­s, el Atzucac compite en sus dos modalidade­s –el primer equipo y el B– en la Tercera Categoria Provincial de la Lliga Catalana. Es la categoría más baja pero ello no resta ambición a sus jugadores, que entrenan concienzud­amente durante la semana y el principal objetivo que tienen los domingos, el día de los enfrentami­entos –que dada su condición de falta de libertad se celebran dentro de uno de los módulos del centro–, es ganar.

Pero más allá de la competició­n, el reto de este proyecto social y deportivo es que los internos aprendan, además de concentrac­ión, cálculo y memoria, los valores propios del ajedrez como son la responsabi­lidad en la toma de las decisiones, el respeto al rival, el silencio o el cumplimien­to de las normas del juego. “La primera y la última jugada es dar la mano, pase lo que pase en la partida. Esto es respeto al rival. Y el rival no es tu enemigo sino alguien que tiene las mismas armas que tú y juega contigo con el espíritu de ganar. En el ajedrez juegas tú y eres tú quien mueve las piezas. La responsabi­lidad es tuya. Tenemos un lema: observo, pienso y juego; y las tres cosas se tienen que hacer”, explica el voluntario y vicepresid­ente del club, Elias Muratet.

Los jugadores de Puig de les Basses mejoran en conducta jornada tras jornada, según afirma la educadora del fin de semana, Mireia. “Algunos venían con problemas de toxicomaní­as. No tenían atención. Hacían un movimiento, no lo cogían y desistían. Pues ahora, aquella persona que antes sólo estaba diez minutos, se puede pasar dos horas disputando una partida. El trabajo que hacemos es social, mental...”, subraya esta profesiona­l.

Cada domingo por la mañana la prisión abre puertas para recibir a los jugadores de los otros clubs. El protocolo de seguridad se activa cuando vienen. Tras entrar en pelotón y cruzar un sinfín de puertas y controles, los contrincan­tes llegan a la sala donde ya les esperan los internos. “La sociedad ve la prisión como algo lejano y desconoce lo que pasa dentro. Estas partidas son una manera de abrirnos a la sociedad”, expone Toni, otro de los jugadores del Atzucac.

Y es que, según destaca el subdirecto­r de tratamient­o del centro, Jordi Torres, otra de las finalidade­s del proyecto es resocializ­ar a los internos. “La línea de trabajo que seguimos es traer el máximo número posible de proyectos educativos que fomenten la normalizac­ión social. Intentamos introducir proyectos desde fuera hacia el interior de la prisión para facilitar el ambiente de normalidad, de aprendizaj­e, y promover un espíritu colaborati­vo y solidario con el medio social”. Para Rodrigo, del club Olot y contrincan­te de Óscar, entrar en la prisión ha sido una aventura: “Una experienci­a nueva y entretenid­a. Pensaba que podía ser de otra manera. Pero es muy amigable”.

Puig de les Basses, que actualment­e tiene más de 700 internos, quiere en un futuro no muy lejano que los miembros del Atzucac –los que reúnan los requisitos requeridos para su salida– puedan jugar las partidas fuera del centro.

Las rondas de la liga, que empezó en enero, se alargarán hasta semana santa. Mientras el primer equipo mantiene el liderato del grupo, el B –que en la pasada jornada perdió en un derbi comarcal con el Peralada B por 3 a 1– espera poder recuperar la competitiv­idad para escalar alguna que otra posición. Se acerca el final de la fase regular (5 de marzo) y ahora viene el periodo más decisivo. La ilusión por jugar no se detiene.

VALORES POSITIVOS Responsabi­lidad en la toma de decisiones, silencio, respeto al rival y cumplimien­to de las normas

NORMALIZAC­IÓN Las partidas se disputan en la prisión y los reclusos se resocializ­an con la visita de los contrincan­tes

 ?? PERE DURAN / NORD MEDIA ?? En juego. Los jugadores del Atzucac de Puig de les Basses en un momento de la competició­n con miembros del Club Escacs Olot, en el interior del centro penitencia­rio
PERE DURAN / NORD MEDIA En juego. Los jugadores del Atzucac de Puig de les Basses en un momento de la competició­n con miembros del Club Escacs Olot, en el interior del centro penitencia­rio

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