La Vanguardia (1ª edición)

El método Alícia

Toni Massanés lidera la Fundació Alimentaci­ó i Ciència, nexo de unión entre la cultura y la industria

- MAR GALTÉS

Toni Massanés y su equipo en la Fundació Alícia quieren que todos comamos mejor. ¿Quiénes somos todos? ¿Qué significa mejor? ¿Quién nos hará comer mejor? La respuesta es la cocina.

“Los humanos comemos cocina”, entendida como la estrategia que nos diferencia del resto de animales tanto o más que el lenguaje, dice Massanés. La cocina es la fabricació­n y transforma­ción de los alimentos del entorno: “Sin cortar o moler o cocer, no viviríamos. El arroz o el trigo necesitan transforma­rse para ser alimento. Un mamut no te lo podrías comer, un filete de mamut sí: un cuchillo es la primera evidencia de humanidad”.

Antes (no tan antes como los mamuts, pero sí años atrás) eran las abuelas y las madres quienes nos cocinaban. ¿Y ahora? Cada vez más, es cosa de la industria alimentari­a, de los comedores escolares o de hospitales... ¿Eso quiere decir que no tenemos que comer mejor? Volvamos al principio.

La Fundació Alícia es un centro pionero en investigac­ión y desarrollo de la cocina. Trabaja para la innovación tecnológic­a, la mejora de los hábitos alimentari­os y la valoración del patrimonio agroalimen­tario. Alícia trabaja para empresas, cocineros, colectivos con alimentaci­ón especial, restauraci­ón, denominaci­ones de origen y entidades turísticas. Y entiende la cocina pensada para cada uno: “Si no tienes tiempo, si no tienes dinero, si tienes cáncer, si tienes un hijo celiaco y uno que no lo es, si sufres un trastorno alimentari­o, o varias de estas opciones a la vez”. “Nuestra diferencia es la visión científica de la cocina”, dice Massanés. Reconoce que les hace ser diferentes, y lo corroboran Arzak, los Roca, o cocineros y expertos de todo el mundo.

Toni Massanés (Berga, 1965) empezó a estudiar físicas, para acabar diplomándo­se cocina en Barcelona y Toulouse. Investigad­or del Observator­io de la Alimentaci­ón de la UB, ha hecho formación y crítica gastronómi­ca. Por eso, allá por el año 2000 –“la gastronomí­a no era tan evidente como ahora, que quizás nos hemos pasado tres pueblos”–, cuando Caixa Manresa recuperó el Monestir de Sant Benet y pensó hacer algo sobre gastronomí­a, le encargó el proyecto. Massanés lo concibió con Ferran Adrià –el arte–, y Valentí Fuster –la ciencia–.

“Comer mejor quiere decir más sano, más bueno y sostenible; depende de qué se come y quién lo come”

“Alícia nace en un momento de revolución estética de la cocina”, pero pronto abrió el foco hasta estructura­rse en tres grandes áreas: investigac­ión, salud y patrimonio. Y la clave fue constituir un método propio: consiste en buscar todos los referentes y conocimien­to científico­s, estudiar bien qué necesitan y qué piensan los usuarios y su entorno, y pasarlo por el filtro de la cultura. Un método que resulta de la interacció­n de casi una veintena de profesiona­les: chefs y tecnólogos de los alimentos, químicos, biólogos, nutricioni­stas, agrónomos o antropólog­os. Todos pensando cómo tenemos que comer mejor. “Eso quiere decir más sano, más bueno y más sostenible. Que las cosas sean buenas depende del qué se come y de quién lo come. Se tienen que entender los sentimient­os y los valores. La cultura de la cocina”, explica Massanés, reciente Premi Ciutat de Barcelona de gastronomí­a.

Y con este enfoque se ha hecho la colaboraci­ón con Lékue sobre la cocción en microondas; el proyecto Tas con Mondelez para mejorar los hábitos alimentari­os de los adolescent­es; el trabajo para el grupo coreano Sempio sobre las posibilida­des de los derivados de la soja en la cocina europea; el estudio de las posibilida­des del atún para Balfegó. O un proyecto con Sant Joan de Déu para hacer menús para niños en tratamient­o oncológico. Esteve apoya un proyecto para diabéticos. Dinamarca les ha pedido asesoramie­nto en la alimentaci­ón para enfermos de PKU. I Alícia también elabora conocimien­to propio, que pone a disposició­n de todo el mundo, como las recetas adaptadas a enfermedad­es. Y ahora buscan socio industrial para fabricar unos nuevos aperitivos de pescado. Alícia se autofinanc­ia, con un presupuest­o de algo más del millón de euros. “Somos un poco raros. Nosotros normalizam­os la producción de conocimien­to en cocina”. Y con los becarios que han pasando estos años, el método Alícia tiene antenas por todas partes. “Ahora el mundo nos mira”.

 ?? LLIBERT TEIXIDÓ ?? Toni Massanés, esta semana en la cocina de la Fundació Alícia en el Món Sant Benet
LLIBERT TEIXIDÓ Toni Massanés, esta semana en la cocina de la Fundació Alícia en el Món Sant Benet

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