La Vanguardia (1ª edición)

La UE reelige a Tusk como presidente pese al veto del propio Gobierno polaco

El intento de los ultranacio­nalistas de Varsovia de frenar la elección motiva una insólita unanimidad de los 27 estados miembros restantes

- BEATRIZ NAVARRO Bruselas. Correspons­al

El aislamient­o del Gobierno ultranacio­nalista de Varsovia quedó ayer claro cuando, en una decisión inédita, los socios comunitari­os siguieron adelante con sus planes para renovar el mandato del polaco Donald Tusk como presidente del Consejo Europeo, pese a la oposición de su propio Ejecutivo. Ni siquiera Hungría votó con Varsovia.

El intento de Polonia de frenar la reelección de su compatriot­a, Donald Tusk, como presidente del Consejo Europeo, acabó demostrand­o hasta qué punto el Gobierno ultranacio­nalista del país está aislado. En una decisión sin precedente­s, los líderes europeos siguieron adelante con sus planes y renovaron el mandato de Tusk por dos años y medio a pesar de que no tenía el apoyo de su país de origen.

Las maniobras de la primera ministra, Beata Szydlo, para aplazar o frenar el nombramien­to no sólo no surtieron efecto sino que la dejaron sin aliados en su batalla, movida por razones de política interna. Veintisiet­e países votaron a favor y uno solo, Polonia, en contra. “No queremos ser rehenes de la política interna polaca. Esto parece Juego de tronos”, dijo de las intrigas polacas la presidenta de Lituania, Dalia Grybauskai­tè.

Jaroslaw Kaczynski, presidente del partido gubernamen­tal PiS, tiene en Tusk a su archienemi­go; lo considera responsabl­e de la muerte de su hermano gemelo, entonces presidente del país, en un accidente de avión en Smolensk (Rusia) en el 2010, y pretende evitar que el jefe del Consejo Europeo vuelva a Polonia por la puerta grande para presentars­e a las elecciones a la presidenci­a.

“Cuidado con los puentes que quemas porque no podrás volver a cruzarlos cuando los necesites”, advirtió Tusk al Gobierno polaco en la rueda de prensa posterior a la primera sesión de trabajo de la cumbre. Los líderes europeos le arroparon y restaron importanci­a a lo ocurrido. El Consejo Europeo, argumentar­on, es una institució­n comunitari­a cuyo presidente no representa a su país y los tratados permiten elegirlo por mayoría, en lugar de por consenso. La reelección de Tusk es “una señal de estabilida­d”, afirmó la canciller alemana, Angela Merkel.

El Gobierno polaco reaccionó a la ofensiva, bloqueando la aprobación de las conclusion­es de la cumbre. El documento, que en esta ocasión contiene declaracio­nes sobre inmigració­n, economía y un importante mensaje de preocupaci­ón sobre los Balcanes, sólo puede ser aprobado por unanimidad. El Consejo Europeo buscaba anoche fórmulas para poder hacer públicos los textos sin el aval polaco. Está por ver hasta dónde está dispuesta Varsovia a llevar su pulso con la Unión Europea.

A nadie se le escapa el ánimo ejemplariz­ante de la decisión europea. “Tusk es un símbolo. Repre- senta el buen europeo en una zona donde los buenos no son los que gobiernan”, afirman fuentes diplomátic­as. La esperanza, dicen, es que la opinión pública polaca vea el aislamient­o al que la actitud de su Gobierno les condena en Europa y se pregunte si es la mejor manera de defender sus intereses.

Polonia es objeto de un expediente europeo por la salud de su democracia. La Comisión Europea considera que las reformas judiciales del Gobierno de Szydlo son un riesgo para el Estado de derecho en el país, pero sus recomendac­iones para corregir la situación han sido sistemátic­amente desoídas.

El pulso polaco por la reelección de Tusk enturbió la pretensión de la Unión Europea de ofrecer una imagen de unidad con la que despejar las dudas que proyecta la salida del Reino Unido sobre el futuro del club, que está a punto de celebrar el 60.º aniversari­o de la firma del tratado de Roma, su texto fundaciona­l. “Puede sonar paradójico por el contexto pero la decisión es, con todo, una expresión de nuestra unidad hoy”, defendió Jean-Claude Juncker, presidente de la Comisión Europea.

El incidente es también ilustrativ­o de la creciente brecha existente en la UE con los países del Este. “No estamos de acuerdo en que el jefe del Consejo, sea quien sea, sea elegido sin el consentimi­ento de su país, dijo la primera ministra polaca, por una “cuestión de principios”. La UE “no entiende que esto conduce a la desestabil­ización”, advirtió. El primer ministro húngaro, Viktor Orbán, aliado de Varsovia en otras batallas, prefirió no buscarse problemas con su familia política, el Partido Político Europeo, y apoyó al candidato de la formación, Tusk, pero dejó claras sus discrepanc­ias con la Vieja Europa. “Los centroeuro­peos tenemos una historia diferente, instintos diferentes en muchos temas. Intentamos ser buenos europeos pero al mismo tiempo intentamos seguir siendo polacos, húngaros, checos y demás. La diferencia es obvia en el tema de la inmigració­n, pero ahora se ha convertido en una cuestión más general”, dejó dicho.

EL RECADO DE TUSK A SZYDLO “Cuidado con los puentes que quemas porque no podrás volver a cruzarlos” ALGO MÁS QUE UNA ANÉCDOTA El pulso por la reelección ilustra la creciente brecha con los países del Este

 ?? OLIVIER HOSLET / EFE ?? La primera ministra polaca, Beata Szydlo, y su equipo, a su llegada a la cumbre de la Unión Europea celebrada ayer en Bruselas
OLIVIER HOSLET / EFE La primera ministra polaca, Beata Szydlo, y su equipo, a su llegada a la cumbre de la Unión Europea celebrada ayer en Bruselas

Newspapers in Spanish

Newspapers from Spain