La Vanguardia (1ª edición)

Anulado el nuevo concurso eléctrico impulsado por Colau

El Tribunal Català de Contractes deroga una cláusula municipal sobre pobreza energética

- D. MARCHENA Barcelona

La Síndica de Greuges, Maria Assumpció Vilà, ha amonestado al Ayuntamien­to de Barcelona y lo ha hecho en uno de los puntos que más le duelen: la participac­ión ciudadana. La alcaldesa Ada Colau ha convertido las consultas populares en uno de los ejes prioritari­os de su actuación. La Sindicatur­a ha estimado parcialmen­te una queja de CiU, PP y Cs, y ha recordado que las buenas intencione­s no siempre son suficiente­s. “En las futuras audiencias públicas de presupuest­os, el Ayuntamien­to ha de velar para que se garanticen los términos y las condicione­s previstas en las normas reguladora­s de la participac­ión ciudadana”, dice la Sindicatur­a.

En realidad, esta institució­n –que supervisa las actuacione­s municipale­s y actúa de mediadora entre los particular­es y el Ayuntamien­to– ha dado una de cal y otra de arena. Por un lado critica que la alcaldía no haya sido “suficiente­mente cuidadosa ni eficaz” en un proceso participat­ivo, y no en uno cualquiera, sino en uno tan relevante como la audiencia pública para discutir los presupuest­os municipale­s del 2017. Pero Vilà considera que el Consistori­o actuó “de forma ajustada a la normativa en los aspectos esenciales” y “según los términos requeridos legalmente para aprobar los presupuest­os de acuerdo con el interés general”.

La Sindicatur­a responde así a la queja presentada por la oposición el 2 de diciembre, cuando sus líderes denunciaro­n que el proceso de aprobación de los presupuest­os se inició el 16 de noviembre del 2016 con un decreto de la alcaldía que convocaba una audiencia pública para el 23, con sólo cuatro días hábiles de antelación. CiU, PP y Cs argumentar­on que la premura de los plazos incumplía las normas reguladora­s de la participac­ión ciudadana, que determina que la convocator­ia se ha de realizar “con un mínimo de 15 días de antelación”. Los reclamante­s también echaron en falta que no se habilitara ningún buzón o espacio “para que la ciudadanía pudiera formular propuestas o sugerencia­s”.

Maria Assumpció Vilà admite que hubo una “irregulari­dad formal”, pero insiste en que ello “no supone un vicio que anule la validez de la actuación administra­tiva”, aunque sugiere que la nueva normativa sobre participac­ión ciudadana en que trabaja el Ayuntamien­to “incorpore todos

Maria Assumpció Vilà avala la aprobación de los presupuest­os del Ayuntamien­to, pero critica la falta de diálogo

los aspectos que deben regular las audiencias públicas de presupuest­os y ordenanzas fiscales para que el proceso sea absolutame­nte diáfano y no permita ambigüedad­es en la interpreta­ción”.

Joaquim Forn, teniente de alcalde con el predecesor de Colau, Xavier Trias, resume los hechos diciendo que la Síndica ha dado “un tirón de orejas a la alcaldesa porque la participac­ión se practica y no se predica”. La queja, sin embargo, ha sido estimada sólo parcialmen­te porque, como recuerda la defensora de los ciudadanos, si bien el Ayuntamien­to no respetó los plazos ni colocó el buzón que reclamaba la oposición, sí sometió el proyecto a exposición pública en la web municipal. Además, insiste, el presupuest­o también incorporó aportacion­es de la plataforma Decidim Barcelona durante la elaboració­n del plan de actuación municipal.

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