EE.UU. aumenta su implicación en Siria al enviar marines contra el EI
Las tropas convencionales desembarcan para reforzar el asalto a Raqa
La toma de Raqa se atisba como una acción compleja pese a la aparente pérdida de fuelle del Estado Islámico (EI). El asedio a esta ciudad, la capital en Siria para muchos mandos de los combatientes radicales y símbolo del poder del EI, marca un aparente cambio de estrategia estadounidense, que ha decidido enviar a centenares de marines de apoyo.
El Pentágono informó de que tropas de la Unidad 11 habían llegado a esa zona para establecer una base de artillería. Esta circunstancia significa una escalada de la implicación de EE.UU. en este frente y el primer despliegue oficial de tropas convencionales –“botas sobre el terreno” que decía el expresidente Obama– en la confrontación bélica de Siria.
Durante meses, tropas de operaciones especiales han asesorado a las fuerzas locales, pero el ejército estadounidense se había resistido a recurrir a esas unidades convencionales. La anterior administración limitó a 500 el número de esos asesores. Esto sigue vigente, aunque se ha hecho un bypass al decretarse que el recurso a los marines se considera como algo sólo “temporal”. Su anclaje, tras embarcarse el pasado octubre en San Diego (California), se produce a unos 32 kilómetros de Raqa.
Estas fuerzas terrestres incluyen parte de una batería de artillería con capacidad para lanzar obuses M-777 de largo alcance.
También están listos para la acción, en caso de que sea necesario, unos 1.000 soldados que están acuartelados en Kuwait.
La misión de los marines arranca cuando el Gobierno de Donald Trump está sopesando el plan definitivo para recuperar la citada ciudad, enclave esencial del EI. Además de las unidades terrestres, se prevé una fuerte colaboración aérea. Su cometido inicial sería el de dar cobertura a los ataques que realicen las fuerzas locales. Oficiales citados por The Washington Post, que adelantó esta noticia, indicaron que este despliegue de marines no responde a un requerimiento propio del presidente Trump en su iniciativa para combatir al EI, sino que se trabajaba en el asunto desde hacía un tiempo.
Sin embargo, los analistas observan en este refuerzo la inclinación de la Casa Blanca a dar más carta blanca al Pentágono en las decisiones rutinarias a la hora de luchar contra los radicales. Los jefes militares pedían más flexibilidad, después de mostrar su frustración por lo que creían que
La decisión se interpreta como una señal de flexibilidad de la Casa Blanca en la gestión del frente bélico
era una gestión de pequeño alcance bajo el anterior ejecutivo. Reclamaban mayor libertad para la adopción de decisiones.
Los mandos estadounidenses sostienen que la reconquista de Raqa tendrá similitud con lo que supone la lucha por la ciudad iraquí de Mosul. Tampoco se olvidan de advertir que, pese al simbolismo, el enclave sirio no cierra la historia. El EI cuenta con miles de militantes que operan en ricos territorios petrolíferos en el entorno del Éufrates. Sería un gran golpe, pero no el final de los combatientes.