Investigación, salto de escala
AYER se hizo pública la quinta edición del Informe d’Indicadors de Recerca i Innovació, correspondiente al 2016, que publica la Associació Catalana d’Universitats Públiques (ACUP). Nos complace constatar que en dicho informe predominan los datos positivos. Por ejemplo, que los fondos captados para investigación e innovación por el personal docente e investigador ha crecido más del 8% en los últimos cuatro años. O que la media de publicaciones por investigador fue en Catalunya, en el 2015, un 71% superior a la del resto de las universidades públicas españolas. O que, en su conjunto, las universidades catalanas generaron en el 2014 el 24% de los ingresos por actividades de transferencia y conocimiento en relación con el total de las universidades españolas.
Estos datos universitarios están asociados al sector de la investigación, el desarrollo y la innovación, que en Catalunya ocupa a más de 42.000 personas, la mitad de ellas, aproximadamente, investigadores. Hay aquí decenas de centros de excelencia en la investigación, de parques científicos y tecnológicos y, en suma, una red de instituciones de primer orden, tanto en el ámbito de la biomedicina como en el de la supercomputación, la nanotecnología o la fotónica. Hace ya un decenio largo que todos estos focos de trabajo han brindado a Catalunya una posición destacada en España. Esta es una expresión de vitalidad y dedicación que desde esta página editorial hemos glosado y aplaudido con cierta frecuencia.
El tejido del sector de la investigación ha adquirido, pues, entre nosotros una densidad y un vigor relevantes. La senda por recorrer es todavía muy larga, por no decir inabarcable, o incluso infinita, como es natural en el mundo de la investigación. Pero los progresos efectuados son notables. Podría, por tanto, decirse que estamos a punto de dar un salto de escala importante. Ya no se trata únicamente, como al principio de esta operación, de atraer recursos y talento para hacerse un lugar en el mapa de la investigación europea o mundial. Ahora empieza a tratarse de trabajar para consolidar, en determinadas áreas, posiciones de liderazgo.
Hechos como la constitución del Barcelona Institute of Science and Technology –en el que se apoyan y fortalecen mutuamente, bajo una marca común, seis entidades de referencia (CRG, ICIQ, ICN2, ICFO, IFAE e IRB Barcelona)– o, más recientemente, el crucial refuerzo del Barcelona Supercomputing Center o, también, la apertura de una sede barcelonesa del Laboratorio Europeo de Biología Molecular, señalan un camino de progreso que en ningún caso se debe abandonar.