Demanda de la familia del profesor asesinado por el alumno de la ballesta
Homenajes, medallas, una cátedra... Abel Martínez, el profesor de Lleida asesinado el 20 de abril del 2015 por un menor que entró armado en el instituto Joan Fuster de Barcelona, ha recibido tras su muerte numerosos reconocimientos. Pero cuando se buscan responsabilidades por lo ocurrido, los allegados de la víctima sólo obtienen una respuesta: el silencio. La familia de Abel aún espera una respuesta a la reclamación de responsabilidad patrominial presentada por los padres del profesor hace ya casi un año contra el Consorci d’Ensenyament de Barcelona, formado por la Generalitat y el Ayuntamiento de Barcelona. La familia consideraba en esa petición (en la que solicitaba una indemnización de un millón de euros) que el centro tiene buena parte de culpa por lo ocurrido al fallar en ese caso todos los mecanismos de control, que permitieron la entrada al instituto de un alumno de 13 años armado con una ballesta y un cuchillo.
El silencio de la administración a esa demanda obliga ahora a la familia de Abel Martínez a dar otro paso. Han iniciado, tal y como avanzó ayer el Diari Segre, un proceso penal para obtener la respuesta que no han conseguido por la vía civil.
El caso adquiere, con este paso, una nueva dimensión, y si el asunto sigue adelante, el centro tendrá que explicar en una sala de vistas qué mecanismos de control tenía aplicados para evitar la entrada a las aulas de alumnos armados. En el caso de Abel, profesor que hacía una sustitución en ese instituto, nadie advirtió a tiempo las intenciones de un alumno de 13 años que no tuvo ningún problema para acceder al centro armado con una ballesta y un cuchillo. Hirió a dos profesoras y dos alumnos. Cuando Abel medió para acabar con el ataque, su valiente conducta le costó la vida. El menor lo apuñaló y causó su muerte. La vía penal referida a la responsabilidad del autor del mortal ataque quedó archivada al ser el agresor inimputable por su corta edad.
El silencio de la Generalitat y el Ayuntamiento de Barcelona en este caso contrasta con la respuesta obtenida en otros ámbitos a la conducta de ese profesor. La Universitat de Lleida ha creado una cátedra con su nombre y el Consejo de Ministros otorgó a Abel Martínez la Gran Cruz de la Orden Civil de Alfonso X.