La niña de bronce que desafía al toro de Wall Street
La estatua de la muchacha sin miedo al toro bravo de las finanzas causa sensación en Manhattan
Una niña de 1,3 metros, brazos en jarras, en lo que se define como “pose jotera”, se enfrenta a un toro que está en plena embestida, a la manera de un encierro por la calle Estafeta de Pamplona.
Pero esto es Nueva York y el bajo Manhattan ha descubierto una estrella esculpida en bronce que se atreve a plantar cara al célebre Charging Bull, ese toro mundialmente famoso que escenifica la resistencia del parquet bursátil frente a la codicia.
A la nueva sensación la han bautizado como SHE (ella), la niña sin miedo. Su autora, Kristen Visbal, asegura que su escultura es una composición real en la que se mezclan los rasgos de la hija de siete años de una amiga y otra chica hispana de nueve.
“Wall Street es tradicionalmente un medio ambiente masculino y así digo, ¡hey, aquí estamos nosotras”, declaró Visbal al
The Wall Street Journal. “Para mí, una mujer puede ser delicada y pequeña como una niña, pero fuerte”, remarcó.
Su aspecto es el de una criatura normal y corriente, vestida de manera simple, sin ostentación. Su capacidad de impacto reside en su expresión de desafío. “Descubre el poder de las mujeres en el liderazgo”, señala la placa instalada sobre el adoquinado.
De inmediato se ha convertido en un gran golpe de marketing, lanzado por la agencia publicitaria McCann New York a instancias de State Street Global Advisors (SSGA), brazo armado en la gestión de activos State Street.
La citada compañía, con cuarteles centrales en Boston, ejerce como defensora de la igualdad de género en las empresas. Su objetivo es concienciar sobre la necesidad de que haya más mujeres en los equipos de mando y en la alta dirección. Acordaron hacer esta instalación para subrayar públicamente ese mensaje, según Stephen Tisdalle, jefe de la oficina de mercadotecnia de SSGA. En su junta de gobierno, señala en su web, de once cargos, tres los ocupan las mujeres. “La niña representa el presente y el futuro. No teme al toro, ella está confiada, sabe de lo que es capaz y quiere que el animal tome nota”, describió Tisdalle a los medios.
Su irrupción urbana el pasado martes, de cara a conmemorar el 8M y en principio limitada a una semana, ha cautivado a lugareños y turistas. Su fama se ha dispara-
La instalación, que se pide que sea permanente, denuncia la discriminación de la mujer en la sociedad
do gracias a las redes sociales, cuya estampa se ha difundido de forma viral. Su impacto ha abierto una campaña para prolongar su exposición pública en ese mismo punto. En principio, los permisos son para una semana.
Entre muchas voces, Jessica Chastain resumió el estado de la cuestión en uno de sus tuits:
–Hagamos que la estatua sea permanente. Es una gran inspiración. Las mujeres sostenemos la mitad del cielo.
La empresa promotora anunció que iba a buscar un permiso para al menos un mes, mientras que Tisdalle se mostró abierto a la posibilidad de perseguir el estatus de exhibición estable.
El astado de enfrente emerge como ejemplo. Las dos piezas coinciden en que aparecieron de súbito, aunque el Charging Bull fue más bien una acción de guerrilla urbana. Una madrugada de 1989, el escultor Arturo Di Modica la instaló ante el edificio de la bolsa, sin permiso alguno. El artista reflejó “la fuerza y el poder del pueblo americano”, tras el crack bursátil de 1987.
A los ricos dirigentes de las corporaciones no les hizo ni pizca de gracia, y aquella misma tarde lograron que la retirada. El morlaco había logrado hacer tanto ruido el Ayuntamiento la reubicó en la zona cercana de Bowling Green.
A diferencia del gigante cabestro, la niña ha tenido permiso y mejor acogida oficial. En pocas horas se convirtió en visita casi obligada y en una de las piezas más fotografiadas en la ciudad, con mucha gente posando a su lado en idéntica posición.
Y entre elogios, por la simbología de resistencia, también incita a la crítica. Hay feministas que, en lugar de una niña, preferirían que los ejecutivos de Wall Street se enfrentaran a diario con la mirada de “una mujer sin miedo”.