La corbata de Bartomeu
En la tradicional comida de directivas previa al FC Barcelona-PSG, celebrada en el restaurante ABaC, el más optimista de entre la representación azulgrana fue Josep Maria Bartomeu. El presidente se fijó en que ninguno de sus compañeros de junta lucía la corbata con los colores azulgrana, gafe en París, así que tras el almuerzo envió un mensaje a través del móvil animándoles a no cambiársela, en un suerte de apuesta supersticiosa poco habitual en él. “Hoy será un gran día”, les anticipaba a continuación. Ya en el palco e iniciado el partido, el entusiasmo de Bartomeu no flaqueó ni siquiera con el 3-1, golpe emocional que se encajó en el Camp Nou como el más que probable final del increíble intento de la remontada. Quien dio fe de la confianza del mandatario azulgrana fue el presidente de la Generalitat, Carles Puigdemont, que ante las cámaras de Barça TV reconoció que Bartomeu le dijo que los jugadores serían capaces de marcar tres goles en 10 minutos. Les sobraron tres. Acabado el partido y con el Camp Nou vacío, todos los miembros de la directiva azulgrana quisieron inmortalizar el momento y se hicieron una fotografía juntos con el césped a sus espaldas. Los cánticos interrumpieron el silencio que reinaba en el estadio. Había euforia. Minutos después quien pisó directamente el césped fue Gerard Piqué, acompañado de Shakira. Fue un momento íntimo antes de la celebración nocturna posterior.