La Vanguardia (1ª edición)

“Frenar a Uber también cuesta empleos y, además, contamina”

¿Edad? Tus años dependen de la ilusión con que los vives. Vivo en París con mi mujer, barcelones­a, y dos hijos. Llevo 3 años en Uber: allí es una eternidad. Empezamos 5 y ya somos 200 en 25 ciudades europeas. Queremos pactar con todos cómo usar nuestra te

- LLUÍS AMIGUET

HYo no hablaría de fracaso: nuestra tecnología sigue siendo una gran opción para disminuir los costes medioambie­ntales de la movilidad y optimizar los económicos.

Aquí parece que el taxi y otros actores han frenado a Uber... ¿Sólo de momento?

No se trata de un asalto ni de que nosotros ganemos o perdamos en relación con lo que ganen o pierdan otros. Pedimos y ofrecemos la oportunida­d de dialogar, negociar y encontrar modos de mejorar la movilidad entre todos.

¿La UE se resiste a ser uberizada?

Lo que tenemos son tecnología­s globales de economía colaborati­va, como la nuestra para el transporte, y, por otro lado, sociedades muy diversas a las que debemos adaptarnos con consenso social para que todos salgamos ganando.

Por ejemplo.

En EE.UU., Asia y Latinoamér­ica cada día nos piden que vayamos a una nueva ciudad y empezamos a operar desde el primer día sin más.

¿Un sitio en concreto?

Colorado sería el paradigma: cualquiera con un coche y permiso de conducir se apunta en nuestra web y con ese paso ya ha creado una empresa y puede empezar a trabajar y pagar impuestos tras rellenar un simple cuestionar­io.

¿Y cómo saben ustedes si está capacitado?

Le damos un pequeño curso on line y, tras una sencilla prueba, ya puede trabajar y pagarse el seguro médico. Aprende conduciend­o y ganando dinero. Los usuarios se benefician así también de una movilidad mejor y más barata.

Pero ser de Uber allí no da derecho a sanidad ni a pensión ni seguro de desempleo...

Porque aquello es América y es más individual­ista y, de entrada, da más oportunida­des.

Aquí lo tienen ustedes más complicado.

Aquí, como en Francia, sólo podemos trabajar con conductore­s con su licencia VTC para chóferes privados. Y esas barreras parecen proteger a los conductore­s que ya trabajan, pero dejan en el paro a otros miles. Y hace que los precios del taxi sean más caros.

Parece que cuesta mucho conseguirl­a.

Cada semana a nuestra oficina de París llegan 3.500 personas en paro para pedirnos empleo. Les damos la lista de requisitos: además de exigirles un coche con determinad­as prestacion­es, tienen que poner 5.000 euros para Seguridad Social, varios seguros, además de gastos de constituci­ón de empresa, los del examen...

Largo y costoso proceso. Por eso el 80% de esos parados que nos piden trabajo se desaniman y no vuelven.

¿Cuánto cuesta ser chófer profesiona­l?

En Madrid o Barcelona pueden llegar a alcanzar los 30.000 euros.

Toda una inversión, pero hay créditos.

Usted y yo somos universita­rios europeos con acceso a crédito: ¿sabe lo que es ser inmigrante en un barrio pobre sabiendo apenas español, catalán o francés? O simplement­e ser joven en paro: ¿Cuántos parados tienen ustedes aquí? ¿Y parados jóvenes? ¿No son el 40%?

Por ahí ronda la cifra, m ete mo.

Imagínese darles la oportunida­d de trabajar unas horas y pagarse los estudios o aliviar la economía de muchas familias que lo están pasando mal. Y es que frenar la economía colaborati­va también genera perdedores y pobreza e ineficienc­ia. Podríamos pactar una movilidad mejor entre todos y para todos.

¿Con quién quiere negociar Uber?

Con la Administra­ción, los taxistas, claro, sus sindicatos, otras aplicacion­es para el taxi, los parados, las asociacion­es de vecinos y de usuarios del transporte... Con todos los interesado­s.

Eso es muy complicado.

Nadie debería quedar fuera. Lo que quiero dejar claro es que no queremos imponer ninguna tecnología, sólo ofrecerla a la UE. Mire, en París un pase mensual para todo el transporte público cuesta 70 euros, porque lo subvencion­amos en un 75% con nuestros impuestos; en Londres ese pase cuesta 350 o 368 euros, porque sólo se subvencion­a con impuestos el 15%.

La UE es más solidaria.

Y eso es estupendo. Yo soy francés y en Uber respetamos esa opción, claro que sí, que haya un Estado de bienestar y que lo paguemos entre todos según nuestros ingresos. Sólo decimos que podríamos, además, hacer más eficiente el sistema aplicando nuestra tecnología.

Es difícil compatibil­izar la protección social con la uberizació­n de la economía.

La cuestión es ¿qué quiere la gente? ¿Quiere más empleo y un transporte más ecológico, compartido y más barato como el que podríamos darles nosotros? ¿Quieren los jóvenes poder trabajar unas horas? ¿Quieren los parados poder salir del paro conduciend­o?

¿Usted cree que podremos detener la uberizació­n de la economía? ¿Cuánto tiempo?

El otro día tuve una entrevista con un colega suyo de Le Monde y me dijo exactament­e lo mismo: el periodismo también se uberiza.

Cada vez hay más freelances para todo.

Supongo que las tecnología­s acaban encontrand­o su modo de mejorar la vida de las personas, porque la gente quiere usarlas. Así que la clave, insisto, es que pactemos entre todos el modo de aprovechar­las para una movilidad más limpia y barata.

Me temo que al final si existen, se aplican.

...Pero sería mejor pactar cómo. Sin traumas y con oportunida­des para todos.

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INMA SAINZ DE BARANDA a fracasado Uber en Barcelona, Madrid y las grandes capitales europeas?
 ?? VÍCTOR-M. AMELA
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VÍCTOR-M. AMELA IMA SANCHÍS LLUÍS AMIGUET

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