Los temas del día
La modificación de la ordenanza de convivencia cívica del consistorio barcelonés, y la destitución de la presidenta de Corea del Sur por un caso de corrupción.
LA destitución por el Tribunal Constitucional de la presidenta de Corea del Sur, Park Geun Hye, por un escándalo de corrupción en el que aparece implicada junto a importantes empresarios del país, es un terremoto político que sacude no sólo la sociedad surcoreana, sino toda aquella zona del Pacífico. Mientras se abre una crisis institucional en Seúl, el cruel dictador de Pyongyang sigue provocando al mundo con el lanzamiento de misiles en el mar de Japón, China se muestra incómoda por la instalación de un escudo antimisiles estadounidense para proteger a Corea del Sur y Japón trata de contener la expansión militar y comercial china por el Pacífico norte. Un escenario en el que el provisional vacío de poder en Corea del Sur, aunque sólo sea de 60 días, no es por supuesto una buena noticia.
Aunque la destitución de Park Geun Hye estaba cantada y la presión popular se había hecho insoportable tras la revelación en el 2014 de una trama de corrupción que presidía una amiga de la presidenta, la sentencia del Constitucional surcoreano ha causado un fuerte impacto en la sociedad. Park es hija del dictador Park Chung Hi, que se hizo con el poder en 1961 tras un golpe militar y que cayó asesinado por su propia policía en 1979; la ahora expresidenta, la primera mujer que llegó al poder en Corea del Sur, tiene una historia personal con marcados tonos melodramáticos, en la que su orfandad –su madre murió en 1974 a causa también de un atentado– se vio fuertemente influida por un oscuro personaje, fundador de una secta religiosa, que parece sacado de una novela rusa del XIX. Precisamente, la hija de este protector, Choi Sun Sil, es la amiga que se halla en la causa directa de su caída a causa del entramado de intereses corruptos que tejió a su alrededor.
Drama al margen, la presidenta Park llegó al poder hace cuatro años barriendo de forma clara a sus rivales; pero sus maneras autoritarias le fueron provocando un cada día más marcado desafecto popular –como su distante actuación cuando, en el 2014, se hundió un transbordador con 304 víctimas mortales, la mayoría escolares, cerca de la isla de Jeju– que la oscura trama de intereses y corrupción ha terminado por culminar poniendo fin a su mandato. La justicia deberá ahora dilucidar la responsabilidad de los distintos protagonistas, incluidos algunos conocidos empresarios, y el país deberá acudir a unas elecciones en el plazo de 60 días.
La especial coyuntura interna y externa del área geoestratégica en la que se halla Corea convierte estos comicios en cruciales para el país y para los equilibrios de una zona en plena efervescencia.