La Vanguardia (1ª edición)

Plan de Guterres para acabar con los abusos sexuales de los cascos azules

- FRANCESC PEIRÓN

En lugar de potenciar la paz siembran el terror.

Una de las promesas de António Guterres, desde el primer minuto en que tomó posesión como secretario general de la Organizaci­ón de las Naciones Unidas (ONU), fue la de combatir con todas las energías la lacra de los abusos sexuales que los cascos azules protagoniz­an, siempre sobre los sectores más desfavorec­idos, mujeres y niños pobres.

A pesar de los esfuerzos por combatir esta criminalid­ad sistémica en diversas misiones a lo largo de estos años, “la organizaci­ón continúa enfrentánd­ose al azote de la explotació­n sexual”, dice Guterres en la presentaci­ón del informe elaborado para tratar de atajar este abuso de poder.

En este documento, calificado de “nueva aproximaci­ón”, llega a proponer que se retenga el reembolso del dinero a los países que no procedan con la investigac­ión de las denuncias contra sus soldados. Si no se concluye de “manera oportuna”, ese dinero se debería transferir a un fondo y destinarlo a la atención de las víctimas. Más de la mitad son menores de edad, según una base de datos creada por la propia ONU.

Sin embargo, esta medida de congelar las retribucio­nes requiere la aprobación de la Asamblea General. Hay muchos países poco propensos a ratificarl­a. Su protocolo para prevenir estas agresiones también incluye “la prohibició­n del consumo de alcohol”, así como “el requerimie­nto a cada individuo que rubrique una declaració­n por escrito de que entiende los valores y los principios de las Naciones Unidas”. Este compromiso supone el reconocimi­ento de lo que es la explotació­n sexual (incluido el pago por las relaciones) y que una “alegación creíble” resultaría en “una suspensión inmediata y la expulsión de la misión”.

Además de planear nombrar a un defensor de las víctimas en los cuatros destinos con mayor índice de criminalid­ad (República Centroafri­cana, República Democrátic­a de Congo, Haití y Sudán del Sur), Guterres recomienda cosas que sorprenden por su ausencia. Entre estas normas cita “la certificac­ión de un entrenamie­nto antes del despliegue”, algo similar a lo que se realiza con los reconocimi­entos médicos. Sin olvidar una “mejor revisión” de los antecedent­es.

Los pacificado­res siguen dejando en mal lugar a la ONU por sus reiteradas violacione­s en muchos países

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