La Vanguardia (1ª edición)

Vida en Marte

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Sería fantástico un titular así. Aunque todavía no tengo muy claro en qué nos cambiaría nuestro día a día: ¿Estar un poco más cerca del conocimien­to de nuestros orígenes? ¿Tener la evidencia de que si en un mísero sistema solar hay vida en al menos dos planetas, es seguro que la habrá en alguna otra galaxia? ¿Preparar la huida, para unos pocos, de un planeta desahuciad­o?

Lo único cierto es que buscamos agua en Marte cuando aún hay miles de personas que mueren en la Tierra por su falta; buscamos la vida en otros planetas cuando la matamos en el nuestro; buscamos la explicació­n a una atmósfera casi inexistent­e en un entorno rojo cuando estamos destruyend­o la nuestra.

Puedo entender a los científico­s que han dedicado su vida a la parte del trabajo que les tocaba para construir una sociedad mejor. Pero, a estas alturas, nadie puede pensar que empresario­s y gobiernos inviertan en esta aventura sólo por el ansia de conocimien­to. Sea como sea, lo que es evidente es que nadie de esas notables personalid­ades llegará a

disfrutar de su codicia espacial; pero sí de la agonía de un planeta expoliado en el que no se ha invertido lo mismo.

ANTONIO SÁNCHEZ VARELA

Vigo

Cuando después de casi 50 años llega el momento de la jubilación, te pones a meditar cómo ha sido el recorrido y cómo se presenta el final. En mi caso, he sido muy feliz regentando una pescadería y me lo he pasado muy bien durante todos los años que, día a día, primero en el viejo mercado de Wellington y después en Mercabarna, he ido a buscar mercancía. Con los años llegué a ser bastante popular en mi trabajo. Pero desde el mismo momento en que te jubilas, cambia el ciclo, te vas encerrando en casa y no haces vida social. Comienzas a encontrart­e solo, tus amigos no te llaman... Y es aquí donde uno co- mienza a apreciar el auténtico valor de la familia, principalm­ente esposa, hijos y hermanos. Estos son los que no se apartan de tu lado cuando caes enfermo.

Motiva esta carta el constatar la vital importanci­a que tiene mantener una buena relación con el círculo íntimo familiar. Ellos se merecen un trato recíproco y cuando se es joven conviene recordarlo.

C. DE BUEN MALDONADO

Barcelona

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