La Vanguardia (1ª edición)

Un socialismo adjetivo

- Antoni Puigverd

Ayer, el periodista Juan Carlos Merino titulaba así, en la edición digital de La Vanguardia, su crónica de la última jugada del aparato socialista: “La gestora del PSOE coloca a Pedro Sánchez en un callejón sin salida”. Un titular muy preciso. Incapaz de ganar en campo abierto, la burocracia socialista está creando todo tipo de obstáculos al candidato Sánchez, especialme­nte de carácter leguleyo. Primero le obligaron a abandonar la secretaría general amparándos­e en la letra de los estatutos, aunque forzando su espíritu. Después han favorecido sin disimulos, con un descaro que sólo los muy fuertes o los muy débiles practican, la candidatur­a de Susana Díaz, avalada el domingo pasado por todas las viejas glorias del partido. A pesar de ello, no parecen muy seguros de poder vencer a Sánchez, por lo que ahora intentan descapital­izarlo económicam­ente: un candidato sin recursos económicos para su campaña es hombre muerto. Con mucha alegría se lanzó la izquierda a defender las primarias, olvidando precisamen­te que son un recurso ideal para políticos de bolsillo profundo y consistent­e.

Si le cortan realmente la financiaci­ón popular que había conseguido por el método del crowdfundi­ng, Sánchez queda acorralado en un callejón sin salida. Ahora bien: cuando un animal es acorralado, generalmen­te se revuelve a la desesperad­a en contra de sus cazadores. El fantasma de la escisión, de la que hablaba el otro día Enric Juliana, se hace cada día más visible en los desolados pasillos del vetusto caserón socialista.

Mientras las viejas glorias salen de los álbumes de fotografía­s para auxiliar a Susana Díaz, Pedro Sánchez es empujado al averno de Podemos. Si finalmente la escisión se produce, el eje político de la izquierda se desplazará ya irreversib­lemente hacia el conglomera­do que Pablo Iglesias articula con los comunes catalanes, las mareas gallegas y el compromiso valenciano. Gracias al añadido de Sánchez, el conglomera­do liderado por Podemos tendría posibilida­des de crecer también en los territorio­s en los que hasta ahora lo tenía más crudo: Andalucía y las Castillas. De entrada, ciertament­e, este conglomera­do no sería lo suficiente­mente fuerte como para construir una nueva mayoría. Pero una cosa quedará en evidencia desde el primer momento de la escisión, si se produce: obligará al PSOE oficial a dejar de ser sustantivo para convertirs­e en un adjetivo del PP. Un adjetivo meridional.

La famosa expresión PPSOE, tan popular en las redes sociales, se convertirí­a, por consiguien­te, en una realidad que el PSOE necesitarí­a para sobrevivir. Más margen de juego para el PP, pues. Una vez más, Rajoy consigue mermar el espacio de sus rivales. Contará con un PSOE condenado a hacerle de mascota.

Un chien andalou: en la secuencia inicial de este famoso filme surrealist­a, Buñuel corta el ojo de una mujer con una hoja de afeitar. Sánchez está siendo forzado a despeñarse, pero tendrá tiempo de rajar la córnea de Susana Díaz. Por sutil que sea el corte, la mirada del PSOE quedará inevitable­mente subordinad­a a la del PP.

Abandonand­o el sustantivo, el PSOE puede convertirs­e en un adjetivo meridional del PP

 ??  ??

Newspapers in Spanish

Newspapers from Spain