“Estamos agobiados”
Los Lluïsos de Gràcia necesitan 1,5 millones para evitar el cierre de su cancha
Fíjese: esta es la primera pista cubierta privada de Barcelona. La instalaron en 1962”. Oriol Hosta y Rafael Román contemplan orgullosos la instalación. Ha anochecido. Los cadetes pelotean y tiran al aro. Luego se entrenarán los séniors. El nombre del club preside el lugar. Sobre fondo blanco, las letras azules: Lluïsos de Gràcia.
Lo que ocurre es que el lugar, en la segunda planta de un elegante edificio del barrio de Gràcia, se ha quedado desfasado. Lo declara la nueva normativa de la Federación Internacional de Baloncesto (FIBA), cuyos requisitos entran en vigor en septiembre:
–Tal y como están las cosas, no cumplimos el reglamento –dice Hosta, que es el presidente de los Lluïsos. –¿En qué sentido? –Hay unos requisitos en materia de dimensiones, aforo, iluminación, vestuarios... Necesitamos entre 1,5 y tres millones de euros para ponernos al día. –¿Y si no? –La velocidad de la normativa nos puede dejar fuera. Tendremos que ir a competir a otra parte, con lo que ello implica. Alquilar un pabellón ajeno nos puede salir por 10.000 o 12.000 euros anuales. Nos haría romper una historia de más de cien años de éxitos. La verdad es que estamos agobiados.
–Se borrarían 75 años de baloncesto –dice Román, responsable del baloncesto.
De un vistazo, se identifican las carencias de la pista. Apenas caben 140 espectadores. Y hay muy poco espacio entre las líneas de fondo y la grada. Escasamente, un metro. La normativa exige un margen mínimo de dos metros. –¿Hay soluciones? –Las hay –dice Hosta. Pero hace falta dinero. El problema podría haberse resuelto en el 2015. La promotora KKH pretendía derribar el edificio Deutsche Bank de paseo de Gràcia para levantar allí un hotel. La maniobra era un ejercicio a tres bandas: para compensar la modificación del Plan General Metropolitano, KKH se comprometía a comprar el Taller Masriera y cedérselo al Ayuntamiento de Barcelona. De rebote, los Lluïsos recibían 600.000 euros: habían traspasado los derechos de edificabilidad de su club a la pieza del Deutsche Bank.
Lo que acabó ocurriendo es que el hotel no se hizo. Y los Lluïsos se quedaron sin el dinero para su reforma.
–El Ayuntamiento nos ha dicho que está elaborando un mapa con los pabellones que le faltan a la ciudad, y que en el 2025 el problema estaría resuelto –dice Hosta–. Pero eso no nos resolverá el problema. Desde luego, no a corto plazo.
David Escudé, comisionado de Deportes del Ayuntamiento de Barcelona, dijo a este diario que el problema sólo afecta a los dos equipos séniors:
–Y únicamente, en lo que atañe a la competición. Todos los equipos (25 en total) podrán entrenarse en la pista. –Pero ¿están buscando soluciones? –La normativa se aplicará. Los Lluïsos deben reformar la pista. Nosotros intentamos ayudarlos. Estamos buscando el pabellón más próximo para que puedan jugar.
“La normativa se aplicará: deben reformar la pista; y el Consistorio intenta ayudar”, dice David Escudé