Arabia Saudí baja los impuestos a Aramco en vista de su salida a bolsa
La mayor salida a bolsa de la historia está calentando motores. Aramco, la petrolera estatal de Arabia Saudí, está en pleno proceso para sacar al mercado el 5% de su capital.
Ayer se supo que el Gobierno de Riad, en un golpe de efecto, ha cambiado el régimen fiscal que hasta ahora seguía la compañía. Al reducir la presión tributaria sobre las cuentas de Aramco, su valor se ha disparado hasta el billón de dólares (920.000 millones de euros).
Aramco ha sido la vaca lechera del Estado saudí. Aparte de una comisión del 20% sobre los ingresos, las tasas que gravaban sobre los beneficios eran un 85%. Ahora, después de esta reforma, el tipo impositivo bajará al 50%. Gracias a estos cambios normativos, las ganancias de la compañía después de impuestos se incrementarán un 300%, según estimaciones de analistas.
A comienzos de este año, la consultora Wood McKenzie había atribuido a Aramco un valor 400.000 millones de dólares. Este precio ahora se ha quedado corto porque con menos cargas fiscales que pagar, la compañía vale más del doble.
Es cierto que el Gobierno inicialmente había valorado Aramco con unos 2 billones de dólares, un precio muy superior. Sin embargo, como indicó el Oxford Energy Institute, también se debe tener en cuenta “el riesgo político” sobre la región.
El gesto de Riad pretende despertar –aún más si cabe– el apetito de los inversores, porque los accionistas que consigan entrar el capital de la petrolera tendrán en el futuro más dinero en la caja. La fecha prevista de la salida al parquet es la segunda mitad del 2018.
Aramco tiene acceso a las mayores reservas mundiales de petróleo (260.000 millones de barriles) explotables en estos momentos, ya que los yacimientos colosales que están en Venezuela no son viables por su coste de extracción y las incertidumbre política que se vive en Caracas. La petrolera árabe produce cerca de 10 millones de barriles diarios, dos veces más que la estadounidense Exxon, que está valorada en bolsa cerca de 337.000 millones de dólares.
El régimen saudí, bajo el impulso del príncipe Mohammed bin Salman, pretende diversificar su economía, ampliamente deficitaria. Con la salida a bolsa de Aramco, ingresará unos 50.000 millones de dólares, además de suculentos dividendos.
El objetivo es que el país sea menos dependiente de los vaivenes del petróleo, en un momento en que las renovables pisan terreno tras los acuerdos internacionales para luchar contra el cambio climático.
De acuerdo con datos proporcionados por JP Morgan, Arabia Saudí empieza a ser consciente de que la era dorada de las cotizaciones del barril ha quedado atrás. Riad estima que alcanzará este año el equilibrio presupuestario si el precio del crudo alcanza 67 dólares.
Pero para el 2020 ya se ha cubierto las espaldas y asume que el petróleo puede caer hasta los 42 dólares. Para que se tenga idea, en el 2014 se hablaba de 100 dólares.
Los saudíes ya asumen que en el 2020 los precios del barril pueden situarse en los 42 dólares