El PNV apura la negociación con Rajoy para apoyar el presupuesto
Montoro admite que el acuerdo final depende de la renovación del cupo vasco
Montoro admite que el acuerdo depende de la renovación del cupo vasco
El Gobierno conseguirá salvar el jueves los presupuestos generales del Estado del 2017. Aunque, como se dice en el fútbol, de penalti y en el último minuto. El de la prórroga y por la mínima. Si Mariano Rajoy saca adelante las cuentas frente a las enmiendas a la totalidad, lo hará en tercera votación y porque el reglamento establece que ante un empate eterno, se evidencia que no hay posibilidad de alternativa. Lo difícil será sacar adelante las secciones de los presupuestos, una por una, para lo que el Gobierno necesita tener un voto más que los que se oponen a las cuentas. Y eso aún no lo tiene asegurado.
De momento, el PNV no presentó ayer una enmienda de totalidad como sí ha hecho el resto de la oposición, lo que hace confiar al Gobierno que superará el trámite. Para ello, fue crucial la intervención de Rajoy ante los responsables del PNV y del gobierno vasco. El presidente asumió el mando de la negociación y la desencalló. Unas negociaciones, según reconoció ayer el ministro de Hacienda, Cristóbal Montoro, que dependen de la renovación de la ley quinquenal del cupo. La fijación de la cuota que Euskadi debe abonar al Estado por los servicios que le presta ya se rebajó en el proyecto de presupuestos. Ahora lo que se negocia es la norma, prorrogada desde el 2011, y en la que debe modificarse el modo de estimación de esa cuota, lo que marcará la relación financiera entre las dos administraciones hasta el año 2021.
El gesto del PNV en el Congreso fue, en todo caso, muy significativo. La víspera, su portavoz parlamentario, Aitor Esteban, aseguró impertérrito: “Hoy por hoy no hay acuerdo y nosotros no apoyaríamos los presupuestos”. Claro que también admitió, con una sonrisa irónica, que en 24 horas podían pasar muchas cosas.
Y pasaron. Pasó, para empezar, que Rajoy regresó de su viaje a Brasil y Uruguay, y telefoneó, entre otros, al presidente del PNV, Andoni Ortuzar. Una llamada “decisiva”, admitió Esteban, que justificó que su grupo no presentara finalmente la enmienda a la totalidad, antes de que expirara el plazo, “porque se han desbloqueado temas importantes de la negociación”. Esteban insistió, no obstante, en que el acuerdo final no está cerrado, pero todo apunta a que los flecos pendientes se solventarán durante este largo fin de semana. “Las últimas 48 horas han sido de locura y van a seguir siéndolo”, bromeó el portavoz del PNV. Y aunque se guardó el as en la manga de que aún están a tiempo de apoyar las enmiendas de devolución presentadas por otros grupos, celebró que se pueda cerrar “un muy buen acuerdo” para Euskadi.
Así las cosas, la mayoría parlamentaria que se barajó desde el principio –la misma que podría haber investido a Rajoy como presidente del Gobierno sin necesidad de la abstención final del PSOE–, puede sacar adelante las cuentas del Gobierno. Los 137 diputados del Partido Popular, sumados a los 32 de Ciudadanos, los 5 del PNV y la diputada de Coalición Canaria, suman 175. Y también suman 175 diputados las siete fuerzas políticas que registraron enmiendas a la totalidad: PSOE, Unidos Podemos, ERC, PDECat, Compromís, Nueva Canarias y Bildu. Este empate permitirá, a la tercera votación, que el próximo jueves los presupuestos superen el trámite y prosigan su periplo parlamentario. Pero para la aprobación definitiva de las cuentas sí hace falta deshacer dicho empate parlamentario. Y aquí muchas miradas volverán a dirigirse al representante de Nueva Canarias, Pedro Quevedo, a quien algunos –para
“Las últimas 48 horas han sido una locura y van a seguir siéndolo”, reconoce el portavoz del grupo vasco
su disgusto– ya se refieren como “el diputado 176”.
El PSOE registró ayer su enmienda a la totalidad de la política presupuestaria del Gobierno, porque, a juicio de su portavoz en la materia, Pedro Saura, “nos lleva a una sociedad low cost”. También el PDECat, porque, en opinión de Carles Campuzano, las cuentas del Gobierno “certifican la defunción de la operación diálogo” en Catalunya.