Locos por la carne
Lomo Alto, ‘brasserie’ de prestigio con Carles Tejedor al frente
Si bien en la década de los setenta el boulevard Saint Germain irradiaba tendencia inventando las tradiciones de las grandes brasseries parisinas, la Barcelona de hoy quiere viajar al futuro rememorando el pasado. Nuestros restaurantes de fuerte inversión, como el Nacional, Bellavista, Chez Coco o Marea Alta no se atreven con el diseño contemporáneo. Se esfuerzan en parecer antiguos, como si fueran históricos, y les llaman vintage.
Afortunadamente, en este contexto, el Lomo Alto se ha inspirado en un acertado modelo déco y todo en este nuevo local de Pau Claris-Aragó se ha hecho a lo grande: magníficos espacios, dobles alturas, enormes mesas de madera maciza, abundante y solícito servicio. Un auténtico lujo donde el placer por la carne de bovino deviene cultura y devoción.
Tejedor y sus socios no han dejado nada al azar: las sofisticadas cavas de maduración, la selección de las piezas de carne, las delicadas formas de prepararlas y el festival visual al servirlas confieren a este restaurante la máxima categoría.
5 a Taula debe precisar que Carles Tejedor aspira aquí, más que en ningún otro lugar, a la perfección. Abstenerse, por tanto, aquellos que busquen una taberna vasca para comer un chuletón a 30 euros.
Abrimos boca, el día de nuestra visita, con unas crujientes croquetas de cecina de buey, una espléndida coca de sobrasada (también de buey) con miel y cebollino, un exquisito brioche de tartare y una selección de embutidos curados en las propias cámaras. Este inicio por sí solo vale la visita.
Después hacen su aparición las piezas de vaca rubia gallega y de buey de 12 años con 500 días de maduración, cocidas a cinco diferentes temperaturas, exentas de grasa y hueso, acompañadas de patatas gallegas, ensalada de rábanos y pimientos del piquillo. Enorme placer para entendidos.
Lomo Alto deviene así la catedral del buey y sus devotos seguidores, satisfechos de poderlo disfrutar con tanta proximidad. ¡Un privilegio!