El coche de gas pide paso
Los fabricantes lanzan modelos más limpios para competir con el diésel
Los turismos con motor de gas también piden una oportunidad en la carrera que han emprendido los fabricantes de coches para ganar el favor de los conductores para contribuir a mejorar la calidad del aire de las ciudades. Los coches híbridos y los eléctricos han arrancado fuerte y han cogido cierta delantera en esta competición; pero los vehículos de gas también plantan cara y quieren demostrar que pueden ser una solución limpia. La última incorporación es el Seat León TGI, una moderna versión del exitoso modelo de la compañía, que es presentado como la punta de lanza de una propuesta por reducir la contaminación de las ciudades, entre otras ventajas. Sus grandes bazas son un coste más económico y una notable reducción de emisiones contaminantes en la ciudad respecto a los coches diésel y gasolina.
La ofensiva contra la contaminación del aire en las grandes ciudades cada vez está resultando más intensa. Las dos grandes urbes españolas (Madrid y Barcelona) registraron el año pasado niveles de contaminación por dióxido de nitrógeno (NO2) superiores a los fijados por las directivas europeas. Buena parte del problema de la polución del aire viene originado por los vehículos diésel, cuyas emisiones de óxidos de nitrógeno (NOx) son las responsables de que la calidad del aire no haya mejorado en los últimos años, según explica Xavier Querol, investigador del Instituto de Diagnóstico Ambiental y Estudio del Agua de Barcelona (CSIC). Por eso, las administraciones europeas y españolas están creando un contexto mucho menos favorable a los vehículos diésel (el 56,8% de las matriculaciones en España en el año 2016, frente al 40,2% de la gasolina).
Así, el Ayuntamiento de Barcelona ha anunciado que prohibirá en el 2020 la entrada en la ciudad de los coches que no tengan la etiqueta ambiental de la dirección general de Tráfico. Esto, en la práctica, significa que tiene intención de prohibir el paso a los vehículos diésel matriculados antes del 2006 y de los de gasolina anteriores al 2000.
Además, tras el escándalo de los coches diésel de Volkswagen, la posición de estos ha quedado muy debilitada. La constatación de que sus emisiones contaminantes reales son muy superiores a las de los valores de homologación ha puesto en entredicho a estos vehículos.
Por todo ello, algunos fabricantes empiezan a apostar por los vehículos que funcionan con gas natural comprimido (GNC), con el argumento de que son una solución económica y ambiental respetuosa.
Estos modelos emplean el mismo combustible que se usa en la calefacción o la producción de agua caliente (el gas natural), pero se suministra en unas condiciones especiales de presión y temperatura que permite la carga de vehículos.
Los vehículos movidos con gas natural tienen la etiqueta ECO (distintivo mitad verde mitad azul) de la dirección general de Tráfico, la segunda categoría con mejor consideración ambiental. Es decir, si los ayuntamientos fijaran restricciones al tráfico debidas a episodios de contaminación –como han anunciado–, estos vehículos podrían seguir circulando por la ciudad, a diferencia de otros considerados más sucios.
MENOS GASES CONTAMINANTES El reducido coste del carburante y las bajas emisiones de NOx son algunas de sus bazas EN CASO DE RESTRICCIONES Con la etiqueta ECO también tendrá prioridad para moverse en la ciudad
MOVILIDAD LIMPIA Sus promotores se resisten a pensar que la batalla la ha ganado el coche eléctrico SEGÚN SUS PROMOTORES La versión del Seat León de gas permite viajar de Barcelona a Madrid por 20 euros
Los vehículos con gas natural comprimido combinan este combustible con la gasolina. El renovado Seat León que sale ahora al mercado funciona esencialmente como un vehículo convencional (de gasolina o gasoil), con la particularidad de que dispone de dos depósitos: uno de gasolina y otro de gas natural comprimido. La existencia de estos dos depósitos le permite ganar una enorme autonomía, el punto débil del coche eléctrico. Seat ya puso en el mercado el León ST TGI y el Mii Ecofuel. Y otros fabricantes, como Volkswagen, Fiat y Opel, ya ofrecen vehículos de gas comprimido.
Los promotores de estos vehículos subrayan que el coste del combustible gastado por kilómetro recorrido es un 30% más barato que en un diésel y un 50% menor que el de gasolina. El bajo precio del carburante es su gran baza, puesto que el gas natural es un 25% más barato que el gasóleo. “Por 2,50 euros de combustible gas se puede recorrer 100 kilómetros. El trayecto Madrid-Barcelona se puede hacer por menos de 20 euros”, explican fuentes de Seat.
Con el tanque lleno se puede alcanzar una autonomía de más de 420 kilómetros, pero al tener un motor dual (un tanque de gas natural y otro de gasolina), esta autonomía es ampliable hasta más de 1.360 kilómetros. Funciona por defecto con gas, de manera que cuando se acaba el carburante, el sistema se activa automáticamente con gasolina. En toda la Península hay ahora 59 surtidores (10 en el área de Barcelona), por lo que se considera que uno de las asignaturas es ampliar esta red para repostar.
La buena noticia es que su consideración de coche “más limpio” que el de diésel o gasolina le permite disfrutar de ventajas. Puede beneficiarse de una reducción de tarifas en zonas públicas de aparcamiento; en Barcelona y Madrid, disfruta de un descuento del 75% en el impuesto local de circulación, y en Catalunya cuenta con un descuento del 30% en los peajes de la Generalitat y puede circular por el carril para los vehículos de alta ocupación (VAO) .
¿Pero realmente emiten menos contaminantes los vehículos a gas? José Maria Baldasano, catedrático de la UPC, señala que “la utilización de gas natural como carburante ofrece claras ventajas ambientales respecto a los derivados del petróleo (la gasolina y el diésel); en especial en lo que se refiere a la contaminación local y regional, que es la que afecta directamente a la salud humana”. Los vehículos de gas reducen un 80% las emisiones de óxidos de nitrógeno respecto a los diésel homologados con la normativa Euro 3 (año 2000), destaca. “Los coches de gas, además, no emiten partículas en suspensión, otro de los principales problemas ambientales que genera el diésel”, apunta Baldasano. Y, además, reducen un 45% las emisiones de monóxido de carbono (CO) –no confundir con el CO2 o dióxido de carbono– y un 55% de los compuestos orgánicos volátiles, precursores de la contaminación por ozono.
Es verdad que “las principales fuentes de emisión de NOx son los vehículos diésel antiguos. Sin embargo, en los modernos vehículos diésel (Euro 6, 2014), estas emisiones son ya muy bajas, gracias a los sistemas de postratamiento, como los catalizadores de urea”, destaca Magín Lapuerta, catedrático de Máquinas Térmicas de la Universidad de Castilla-La Mancha.
El vehículo de gas elimina las partículas sólidas que ensucian el aire, y esto es muy destacable, dice Xavier Querol. En Europa se dan 456.000 muertes prematuras a causa de las partículas en suspensión (29.000 en España).