Jay Kay vuelve a la pista de baile
No decepciona a esperada nueva obra de Jamiroquai, es decir, la referencial banda liderada por Jay Kay, es decir, la formación indispensable en la consolidación en los noventa del acid jazz y del funk bailable. Y no decepciona pese a que su espectacular single de adelanto, titulado como el álbum que lo acoge, y el videoclip que le acompaña proponían una obra que había llenado de inquietud o, al menos, incertidumbre, a parte de su nutrida afición. Un tema, Animation, que supura pop sintético, descaradamente dirigido a la pista de baile del club, y con un vestido sonoro escorado al eurodance.
El álbum, Automaton, propone básicamente dos escenarios: el anteriormente mencionado, que además de los mencionados ritmos bailables muy disco funk, propone un escenario distópico, inquietante e hiperdigitalizado, y otro más fiel al sello tradicional de la casa, hedonista, soleado, mujeres atractivas, y por supuesto también enfocado a las pistas de baile. Hacía siete años que la banda británica había publicado su anterior entrega, Rock dust light star, que no había producido mayores estragos que acrecentar una sensación de añoranza entre el incondicional hacia aquella banda que se había erigido en auténtica embajadora del acid jazz, del funk más gomoso y asequible y del house de groove humano. La sensación que deja este Automaton es ambivalente, aunque al final parece imponerse ese gusto lúdico, alegre, cimbreante y despreocupado que destilan gloriosas composiciones como We can do it o Vitamin.