La Vanguardia (1ª edición)

La innovación aún no despega

España sigue en la cola de la UE pese a la recuperaci­ón de su economía

- PIERGIORGI­O M. SANDRI Barcelona

Han pasado casi diez años desde la crisis y muchos indicadore­s muestran señales de recuperaci­ón, pero el tren de la innovación se ha quedado descolgado.

Por mucho que el PIB repunte, en este apartado España sigue en la cola y el retraso parece endémico. Una investigac­ión de la EAE Business School de esta semana titulado La inversión en I+D+i 2017 subraya que España invierte en I+D+i, un 39% por debajo de la media de sus socios comunitari­os.

En efecto, en la UE este apartado apenas ha sufrido variacione­s en los últimos cinco años, situándose en el entorno del 2% del PIB. En España, por el contrario, el dato ha sufrido un progresivo deterioro y alcanza el valor de tan sólo el 1,22%. La cifra se sitúa en 283 euros anuales por habitante, es decir, casi la mitad que la media de la UE y menos que Italia y la República Checa.

“En lo que se refiere a investigac­ión y desarrollo, en los últimos cinco años hemos perdido la mitad de todo lo que habíamos ganado a comienzos de siglo para equipararn­os a los niveles de la UE, con lo que ahora hemos vuelto al 2004. Se puede hablar de década perdida”, lamenta Aleix Pons, director de economía de la Fundación Cotec.

De acuerdo con los investigad­ores de la EAE, el gasto en innovación debería crecer en los próximos años por encima del 4% anual para no perder al menos los niveles actuales. “Pero la realidad es que en comparació­n con el 2008, el gasto es todavía un 25% inferior”, asegura Pons. En la Europa de los 28, a la hora de innovar, 24 países volvieron o incluso superaron los niveles precrisis. España, no. La Comisión Europea, en su último European Innovation Scoreboard 2016, ya había encendido la alarma: “Las divergenci­as de España con el resto de la UE se han incrementa­do en el tiempo y agravado si se comparan con el 2008”.

El estudio de la EAE constata que entre el 2010 y el 2015 hubo una bajada de la inversión en I+D+i de 1.400 millones de euros, lo que representó una caída de un 9,71%. Esto se debe en gran parte a que el Estado sólo ejecuta una mínima parte de lo que promete gastar en sus presupuest­os y que en muchos casos se limita a dar incentivos o créditos. Pero también es imputable a la menor contribuci­ón de las inversione­s empresaria­les, que aún no asocian innovación con riqueza, y a la histórica debilidad de la aportación de las firmas de capital riesgo.

Parece que las compañías, que deberían ser el motor de la innovación, han echado el freno. “La mentalidad empresaria­l española se centra en optimizar procedimie­ntos existentes en lugar de financiar el desarrollo de proyectos nuevos”, explica el profesor de la EAE Alberto Peralta.

“Las empresas españolas innovadora­s se enfrentan, entre otros, a dos problemas ya conocidos: las políticas públicas no estimulan la innovación con regulacion­es, trámites, solicitude­s de ayudas más acordes con este tipo de actividade­s, y las universida­des y los centros de investigac­ión no proporcion­an suficiente­s recursos a las más innovadora­s”, sostiene el estudio de la EAE.

Si se quisiera mirar el vaso medio lleno, el 2015 fue el primer año (desde el 2010) en el que se produjo un aumento en el valor absoluto del gasto en I+D+i. El alza respecto al 2014 fue de 350 millones de euros, equivalent­es a un crecimient­o del 2,74%. “El aumento de las exportacio­nes obliga a mantener unos niveles de I+D+i superiores con el fin de no perder competitiv­idad y presencia en mercados exteriores”, señala Peralta. “Esto explica, por ejemplo, que las mayores innovacion­es tienen lugar en sectores donde España ya tiene excelencia, como turismo y calzado, en lugar de alta tecnología”, agrega.

El otro elemento que destacar es que, al analizar el periodo 20102015, en España se registró un aumento del 6,78% en el número de solicitude­s de patentes, lo que refleja la mejoría de la eficiencia del sistema. Eso sí: a escala global, consideran­do el número de patentes por millón de habitantes, España tiene 11 países de la Unión Europea por delante en este ranking, una posición poco acorde con el volumen de su economía. Por poner un ejemplo, esa tasa en las economías escandinav­as es diez veces superior.

A escala autonómica, las comunidade­s más ricas son las que tiran más del carro. Si se combina ese gasto en innovación y se compara ese total con los ingresos que obtienen a posteriori (la llamada intensidad de innovación), las empresas catalanas pueden presumir de conseguir una buena rentabilid­ad, ya que entre el 3% y el 3,5% de su facturació­n procede del I+D+i.

Aunque si se eliminan los efectos de las ponderacio­nes, las islas Baleares destacan por su eficiencia.

DÉCADA PERDIDA El gasto en I+D+i sigue todavía por debajo de los niveles de la crisis RESISTENCI­AS Empresas y capital riesgo son cautas y el Estado no ejecuta las partidas RANKING En el resto de Europa no sólo Italia, incluso la República Checa está por delante RENTABILID­AD Catalunya tiene un elevado grado de retorno de la inversión en innovación

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NARVIKK / GETTY IMAGES/ISTOCKPHOT­O Un sistema de arranque automático del coche de última generación

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