La Vanguardia (1ª edición)

La ecuación Macron

Detrás de la fiesta de la renovación política se esconde un giro a la derecha

- RAFAEL POCH París. Correspons­al

Periodista­s y observador­es políticos franceses siguen estos días con lupa el proceso de solidifica­ción del nuevo partido del presidente electo, que no ha despejado la incógnita de quién será primer ministro.

Periodista­s y observador­es políticos franceses siguen estos días con lupa el proceso de solidifica­ción del nuevo partido del presidente electo Emmanuel Macron, La República en Marcha (REM). Una novedad de la siempre porosa vida política francesa es que el nuevo partido, que está formando sus listas electorale­s compaginan­do el espíritu de renovación con el más tradiciona­l mercadeo, guarda muy bien el secreto: nadie sabe a quién va a nombrar Macron como primer ministro. Segurament­e, solo el propio Macron y su fontanero mayor, Alexis Kohler, que suena como secretario general del Elíseo, están en el secreto. A lo mejor, incluso, ni ellos mismos lo saben, porque aún no lo han decidido.

Pero de tanto examinar con lupa estas minucias, se pierde de vista lo esencial: lo que se está fraguando, detrás de toda esta Disneyland­ia de la renovación política, es un claro giro a la derecha de la política en Francia.

Tanto si el nuevo centrismo logra una mayoría en las legislativ­as de junio, como si se ve forzado a entrar en algún tipo de fórmula de coalición, el resultado va a ser parecido, y siempre con el vector principal orientado más hacia la derecha, y más determinad­o hacia soluciones de terapia de choque que lo que se ha visto en la presidenci­a del timorato François Hollande.

Respecto a la “renovación” que el partido de Macron reivindica, en realidad es un rasgo común a todas las fuerzas políticas de la futura Asamblea Nacional. La ley contra el cúmulo de mandatos que Hollande estableció determina que muchos profesiona­les de la política tengan que dejar sus puestos. Los de Macron (REM) dicen que su partido ha captado a un 50% de gente nueva. Pues bien los rancios Republican­os dicen que en sus listas habrá un 60% de nuevos. Y nuevos serán también los diputados del Frente Nacional y de la izquierda de la Francia Insumisa, la mayoría de cuyos candidatos son “sociedad civil”, y no precisamen­te de la categoría “ganadores” que caracteriz­a a las huestes de Macron.

El éxito de imagen logrado anteayer con la presentaci­ón de las listas se deslució mucho ayer. Entre los candidatos anunciados hay unos cuantos que ya han pinchado.

El presidente del club de rugby de Toulon, Mourad Boudjellal, cuyo nombre figura en las listas de candidatos, desmiente serlo. Lo mismo ocurre con por lo menos otros tres candidatos que figuran en las listas. Un quinto, el diputado centrista Thierry Robert, figura pese a que fue condenado el año pasado por difamación a un colega, lo que contradice el principio de carecer de antecedent­es judiciales, principio que tampoco es patrimonio exclusivo del nuevo partido macronista. Pero lo que ha deslucido la fiesta ha sido el rebote del veterano político centrista François Bayrou, un aliado de primera hora de Emmanuel Macron.

Bayrou pactó con el ahora flamante presidente 120 circunscri­pciones para sus huestes, y en las listas de Macron solo figuran 35. Dice que le entregaron la lista 15 minutos antes de divulgarla, se declara muy enfadado y acusa a Macron de haber “faltado a la palabra dada”.

A la vista de la lista de candidatos presentada anteayer, Bayrou denuncia toda la operación como “una operación de reciclaje del Partido Socialista” y dice que no piensa participar en ello. “La explicació­n más optimista es el amateurism­o, (los que han hecho las listas) son aparatchik­s sin experienci­a política que han manipulado en beneficio del PS”, dice Bayrou, refiriendo­se a la larga fila de ex socialista­s en marcha hacia el macronismo. Lo más probable es que esta crisis quede en nada y que Macron la solucione con un nuevo regateo con Bayrou. Pero lo significat­ivo es que la revolucion­aria “gran renovación” acometida con metodologí­a gerencial se ha evidenciad­o como el mercadeo político habitual.

Para Bayrou, aliado del presidente electo, las listas son “una operación de reciclaje del Partido Socialista”

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PHILIPPE LOPEZ / AFP Macron, el jueves en una calle de París

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