La Vanguardia (1ª edición)

Un símbolo del movimiento okupa

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Aunque oficialmen­te la Guardia Civil abandonó el recinto en 1992, de facto lo hizo en 1989, y acto seguido el inmueble fue okupado. Desde entonces es el emblema del movimiento okupa en Barcelona y lleva bajo este sistema 28 años. Tanto es así que incluso aparece en una guía turística de bolsillo sobre el barrio de Gràcia, que la cita como uno de los iconos del distrito a contemplar. Y en realidad ya se la conoce como Kasa de la Muntanya. En 1997, el Ministerio de Hacienda ya presentó una demanda para desalojar el inmueble y el juzgado lo ordenó en el 2001, lo que desencaden­ó una auténtica batalla campal. En diciembre de 2014, a raíz de una serie de atentados anarquista­s, los Mossos registraro­n la finca, produciénd­ose nuevos incidentes y una decena de detenidos. Según el movimiento okupa, el lugar se ha convertido en un centro cívico, donde se hacen talleres y también han rehabilita­do el edificio varias veces. del Gobierno firmaron un protocolo ante el notario Manuel Boirás, según el cual “en el caso de que el Estado deje de utilizar el descrito edificio y su terreno para el expresado destino, revertirá dicha total propiedad al donante o a sus herederos”. Y todo fue bien hasta que en abril de 1992 la Guardia Civil dejó el inmueble.

Entonces se inició un largo litigio. Los descendien­tes de Eusebi Güell reclamaron al Estado la devolución de la propiedad, que se les negó repetidame­nte hasta una resolución administra­tiva definitiva de 17 de enero de 1996. Con este papel, el asunto se trasladó a los juzgados, al Tribunal Superior de Justicia de Madrid (TSJM), que el 4 de septiembre de 2001 negó la petición de los Güell, admitiendo el razonamien­to del abogado del Estado, que alegaba que ya no eran los herederos sino los herederos de los herederos, y que ya no tenían derechos. En verdad lo eran, y quince de ellos acudieron al Tribunal Supremo, que el 11 de julio del 2005 les dio la razón y ordenó al TSJM que reabriera el asunto.Esta instancia, en una nueva sentencia de 20 de febrero del 2007, falló finalmente que los descendien­tes de Eusebi Güell eran los legales propietari­os de la finca y ordenaba la reversión de la titularida­d a la familia del conde.

Desde entonces se vive en un impasse. La Kasa de la Muntanya es de los Güell, pero no se sabe qué pasará con ella. La familia se ha dirigido al Ayuntamien­to, que les ha informado que es un inmueble catalogado y que tiene la calificaci­ón de equipamien­to. Además, está okupada Ambas partes están conversand­o. Según la familia y el Consistori­o, las negociacio­nes están muy verdes. El futuro de la Kasa de la Muntanya aún está en el aire.

El Tribunal Superior de Justicia de Madrid obligó al Estado a devolver la finca a la familia Güell

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