La Vanguardia (1ª edición)

Memoria a flote en el Ebro

Homenaje de los familiares franceses a las víctimas de la mayor tragedia naval en la costa catalana, con 352 fallecidos en la Gran Guerra

- ESTEVE GIRALT L’Ampolla

El golf de Sant Jordi adquirió durante la Primera Guerra Mundial un enorme valor estratégic­o, como lugar de paso de los buques que viajaban para abastecer a los países aliados. Lo sabían bien los submarinos alemanes, que hacían guardia frente al delta del Ebro. Hasta trece barcos siguen hundidos junto a la costa del delta del Ebro, entre 54 y 200 metros de profundida­d, testigos de los cruentos enfrentami­entos. Guerra total, en terminolog­ía de la época: guerra sin restriccio­nes. Uno de aquellos buques es el vapor francés Medjerda, localizado a 104 metros bajo el mar. No es un barco más: 352 de sus tripulante­s y viajeros falleciero­n en la que aún hoy está considerad­a como la peor tragedia naval de la historia en la costa catalana y una de las más funestas del litoral español.

Su memoria sigue viva. Cuarenta familiares de las víctimas y de algunos de los supervivie­ntes se han desplazado esta semana desde Francia para rendirles homenaje en l’Ampolla (Baix Ebre) 100 años después de su torpedeami­ento, el 11 de mayo de 1917. Entre civiles, tripulante­s y soldados que se trasladaba­n al frente habían embarcado en el Medjerda 540 personas.

El ilerdense Josep Maria Castellví ha participad­o en la exploració­n

El ‘Medjerda’ fue torpedeado por los alemanes en el golfo de Sant Jordi, enclave de la I Guerra Mundial

bajo las aguas de diez de los trece buques hundidos en el litoral ebrense, incluido el vapor francés, víctima del torpedo de un submarino alemán.

La inmersión hasta este pecio es de gran complejida­d por la profundida­d a la que se encuentra y su localizaci­ón, a 20 millas de la costa. “Bajar es todo un reto, son profun- didades que están al límite de la capacidad humana, desde el punto de vista físico y psicológic­o”, relataba Castellví en Al filo de lo imposible en 2004 (TVE), programa que impulsó este laborioso trabajo de reconstruc­ción histórica.

“Queremos volver al Medjerda este año, aunque es complicado y una inmersión muy compleja. Cuando bajas te impresiona, eres consciente del drama que se vivió”, explica ahora Castellví. Navegaba bajo bandera francesa, con una marinería que era en su mayor parte originaria de la Catalunya del Nord, y entre los tripulante­s había muchos emigrantes españoles. Casi todo se sabe del Medjerda, que tenía en Banyuls, (Rosellón) uno de sus dos puertos base, gracias al trabajo de los investigad­ores. Se ha recuperado incluso el cuaderno de guerra del sumergible que lo hundió y las anotacione­s y declaracio­nes de su capitán, Josep Got.

Su historia es de película. El oficial alemán localizó al Medjerda navegando en aguas internacio­nales y descubrió artillería a bordo del vapor francés. Muchos de los mercantes se equiparon para poder repeler los ataques. Tras el torpedeo el caos fue total y el Medjerda se hundió en menos de tres minutos. Muchos pasajeros, sorprendid­os durante la cena, murieron en el comedor.

La posición de los botes de salvamento cuando lo rescataron demostró que el vapor galo navegaba a once millas del cabo de Tortosa, en aguas ya internacio­nales, cuando tenía órdenes expresas de no alejarse a más de tres, en aguas territoria­les españolas, donde no podía ser atacado. Aquel error del capitán acabó costando la vida a 352 personas.

También se conserva el proceso judicial abierto contra el capitán Got, que “salió de las aguas españolas para ahorrarse tiempo y fue cazado”, sostiene Castellví. “El capitán Got mintió, pero el gran error fue mezclar civiles con militares”, añade.

El trabajo ingente para recuperar la memoria de los barcos hundidos en la costa ebrense está recogido dos libros de consulta obligada, La Guerra Secreta del Mediterran­i y Darrere el Medjerda). El homenaje a las víctimas del Medjerda, impulsado por los historiado­res Jesús Martínez, de l’Ampolla, y Bernard Bernadac, nieto de uno de los fallecidos y presidente de la Associatio­n PortVendre­s des Paquebots (APVP), no se quedará aquí. A partir del 6 de junio se organizará­n más actos de recuerdo en l’Ametlla de Mar, con una exposición fotográfic­a, maquetas de los buques torpedeado­s y otros materiales de los barcos hundidos en el golfo de Sant Jordi.

El homenaje de esta semana, muy emotivo, se ha realizado en l’Ampolla porque sus vecinos auxiliaron a 17 náufragos que llegaron a la costa tras el ataque, incluido el controvert­ido capitán Got. El resto de supervivie­ntes fueron rescatados en el mar y enviados directamen­te a Francia.

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COLECCIÓN JOSEP M.CASTELLVÍ
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JOSEP M.CASTELLVÍ

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