El cirujano que tiene el voto 176 para aprobar el presupuesto
LA COMPLEJA ARITMÉTICA PARLAMENTARIA HA PUESTO LA RESPONSABILIDAD DE LA APROBACIÓN PRESUPUESTARIA EN EL DIPUTADO DE NUEVA CANARIAS
Siempre es incómodo cuando en una reunión los presentes se vuelven hacia uno con mirada fija, esperando que hable, cante, baile o cuente un chiste. Si la reunión es el Congreso y los que se vuelven hacia uno son 349 diputados de formaciones que no son la propia, la presión puede desembocar en el miedo escénico. Sin embargo no es esa la impresión que transmite Pedro Quevedo, diputado de Nueva Canarias –formación nacionalista y progresista escindida de Coalición Canaria–, al que la singular aritmética parlamentaria ha convertido en el centro de todas las miradas. Él será, si hay acuerdo, el voto número 176 que dará curso a los presupuestos del 2017 presentados por el Gobierno de Mariano Rajoy.
No sólo. El pasado jueves, ante la monumental bronca que se armó entre los grupos, incapaces de acordar la presidencia de la comisión de investigación sobre la financiación ilegal del PP, su nombre acabó en- cima de la mesa como eventual objeto de acuerdo entre PP y PSOE. En su ausencia, porque Quevedo, que además de diputado es concejal del ayuntamiento de Las Palmas de Gran Canaria desde el 2011, estaba ya en las islas a esas alturas.
La tramitación parlamentaria de los presupuestos no ha ensombrecido el humor de Quevedo. Presentó enmiendas por un valor de 500 millones en inversiones para las islas hace ocho días y luego dijo que la pelota está en el tejado del grupo popular: “El diputado 176 no soy yo, es Cristóbal Montoro”. Es el poder del último hombre, porque hay otros grupos con un solo diputado, como Coalición Canaria, con Ana Oramas, o Foro Asturias, con Isidro Martínez Oblanca, también capitales para la aprobación pero cuya mayor proximidad ideológica con el PP hace que no peligren.
En todo caso, este cirujano nacido en Caracas –“accidentalmente, aunque conservo la nacionalidad venezolana”– en 1956 y que entró en la política profesional en 1999, tras una juventud “marcada por dos vocaciones, la medicina y la militancia política”, está encantado con la visibilidad que la mutable geometría de las mayorías parlamentarias de esta XII legislatura está dando tanto al archipiélago, región ultraperiférica de la Unión Europea, como a su formación.
“He estado en la política desde que tengo uso de razón, desde el movimiento estudiantil, y siempre vinculado a fuerzas nacionalistas y de izquierdas”, explica, pero entre esos dos “virus sin tratamiento” que son sus dos pasiones, antepuso la medicina durante años. “En su momento decidimos entrar en los colegios profesionales de médicos para defender una reforma sanitaria en España y los derechos de los médicos en paro”. Así que fue durante 14 años secretario general del Colegio de Médicos, dejando en un segundo plano la actividad política en sentido estricto.
“Siempre me había negado a entrar en los puestos de la gestión sanitaria en los que tuve ocasión”. Fue Román Rodríguez, también médico y político nacionalista canario, quien al acceder a la presidencia de la comunidad en 1999 le ofreció el puesto de portavoz del gobierno de Canarias. “Aunque Román y yo nos hemos peleado mucho desde la universidad, hemos tenido carreras paralelas”. Aparcó entonces la medicina al punto de que ninguno de los cargos políticos que ocuparía después estuvo vinculado a la gestión sanitaria.
En la política, Quevedo es un genuino emprendedor. Es fundador de Pueblo Canario Unido, del Sindicato Canario de la Salud, de la Organización Canaria en Defensa de la Salud, de Coalición Canaria y de Nueva Canarias. “Hay una larga historia detrás de todos esos proyectos, sobre todo una larga discusión sobre cómo se articulaba el nacionalismo y el progresismo”. De hecho, Nueva Canarias nace para distinguirse del sesgo conservador de Coalición Canaria. “El problema de estos movimientos con mucho éxito y poca reflexión, como Coalición Canaria, es que un día te das cuenta de que no todos estamos en la misma posición política”, explica. En el 2005 se formó Nueva Canarias, como organización nacionalista, federalista y progresista. A pesar de ese cisma, CC y NC se coaligaron en el 2011 para concurrir a las elecciones. Durante toda la legislatura, explica Quevedo, Coalición Canaria fagocitó la marca de su socio a efectos de relevancia pública y eso trajo cola. “Aunque creo que Ana Oramas y yo supimos mantener muy bien las formas, en Canarias la distancia entre las dos formaciones se hizo cada vez mayor”, asegura.
En el 2015, Nueva Canarias concurrió en solitario buscando mayor visibilidad para su identidad política. Si ese era el objetivo, Quevedo, hoy socio de los socialistas, presidente de la comisión del caso Bárcenas y hombre impar de los presupuestos, se está dando un festín.
Nacionalista desde joven, ha pedido 500 millones para Canarias a cambio de su apoyo a las cuentas de Rajoy