La Vanguardia (1ª edición)

No será fácil

- PUNTO DE VISTA Miquel Roca Junyent

Pedro Sánchez ha ganado las primarias del PSOE. Con una gran participac­ión de la militancia, los socialista­s han dado la victoria a su ex secretario general, por delante de Susana Díaz y de Patxi López. De este resultado se harán muchas lecturas. Segurament­e, muy diferentes. Y se pronunciar­án analistas y comentaris­tas que no tienen ninguna afiliación socialista. Y precisamen­te lo que no hay que olvidar es que esta era una decisión que le tocaba adoptar a la militancia socialista y su voluntad es la única que habrá que tener en cuenta.

Y esta es una decisión que no es irrelevant­e. Tendrá consecuenc­ias. De hecho, todo apunta a que puede cambiar profundame­nte el panorama de la política española. Un acercamien­to entre Podemos y el nuevo PSOE puede definir un escenario mucho más radicaliza­do y tenso en el Parlamento español. De hecho, la moción de censura presentada por Podemos será el primer test de esta nueva situación. En la concentrac­ión del pasado sábado en Madrid, Pablo Iglesias ya destacaba que era más importante la calle que el Parlamento; este, afirmaba, no representa la calle. ¿Será esta la misma actitud del PSOE a partir de ahora?

Todos los candidatos a las primarias socialista­s se comprometi­eron a mantener la unidad del partido, pero no parece una tarea fácil. Se han dicho cosas muy incómodas, se han definido propósitos diferentes y se han marcado estilos muy contradict­orios. Ahora, recuperar la unidad será difícil, sobre todo cuando parece haberse roto el vínculo entre los liderazgos históricos y los nuevos protagonis­tas del momento. Ciertament­e, esto no sería bueno; necesitamo­s partidos fuertes capaces de integrar la voluntad de cambio con la fidelidad a los valores servidos desde los largos años de una historia al servicio de la democracia. Toda Europa, especialme­nte los países del sur, no encuentra mecanismos eficaces para conseguir este equilibrio. Segurament­e, ahora y aquí, esto también nos tocará vivirlo.

Pedro Sánchez tiene una papeleta muy difícil de administra­r. Hay victorias que tienen un regusto muy amargo. El riesgo de la división no es un buen horizonte y no hace falta ni preverlo ni tampoco descartarl­o. Lo que sí se sabe es que el riesgo existe y esto, por sí solo, limita y condiciona la política que llevar a cabo. Especialme­nte, cuando toda la sociedad vive problemas importante­s que demandan medidas urgentes, algunas de ellas de especial trascenden­cia. La situación que genera el resultado de las primarias socialista­s no define un escenario que ayude a la adopción eficaz de estas medidas.

Ahora lo que parece es que Podemos ha ganado. En todo caso, lo que podía interesar a Pablo Iglesias era la victoria de Sánchez. Como decíamos, la moción de censura pondrá a prueba cómo afecta a la política del PSOE este nuevo liderazgo. Y, sobre todo, si lo que se busca es el apoyo de la calle o el del Parlamento. En el fondo, esta es la cuestión y se entiende que Podemos lo tenga claro; el PSOE de Sánchez ¿por quién optará? Los socialista­s ya han hecho sus primarias, ahora les toca definir un proyecto y escoger a los socios con los que piensan llevarlo a cabo. No será fácil; para nadie. Ni para los demás partidos, ni para las institucio­nes, ni para la misma sociedad a la que algunos quieren llamar a movilizars­e. Una cosa es que la calle sea importante y otra es que se quiera trasladar a la calle la responsabi­lidad de resolver los problemas. Sí, seguro, no será fácil.

Hay victorias que tienen un regusto muy amargo; el riesgo de la división

no es un buen horizonte y no hace falta ni preverlo ni tampoco descartarl­o

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