No será fácil
Pedro Sánchez ha ganado las primarias del PSOE. Con una gran participación de la militancia, los socialistas han dado la victoria a su ex secretario general, por delante de Susana Díaz y de Patxi López. De este resultado se harán muchas lecturas. Seguramente, muy diferentes. Y se pronunciarán analistas y comentaristas que no tienen ninguna afiliación socialista. Y precisamente lo que no hay que olvidar es que esta era una decisión que le tocaba adoptar a la militancia socialista y su voluntad es la única que habrá que tener en cuenta.
Y esta es una decisión que no es irrelevante. Tendrá consecuencias. De hecho, todo apunta a que puede cambiar profundamente el panorama de la política española. Un acercamiento entre Podemos y el nuevo PSOE puede definir un escenario mucho más radicalizado y tenso en el Parlamento español. De hecho, la moción de censura presentada por Podemos será el primer test de esta nueva situación. En la concentración del pasado sábado en Madrid, Pablo Iglesias ya destacaba que era más importante la calle que el Parlamento; este, afirmaba, no representa la calle. ¿Será esta la misma actitud del PSOE a partir de ahora?
Todos los candidatos a las primarias socialistas se comprometieron a mantener la unidad del partido, pero no parece una tarea fácil. Se han dicho cosas muy incómodas, se han definido propósitos diferentes y se han marcado estilos muy contradictorios. Ahora, recuperar la unidad será difícil, sobre todo cuando parece haberse roto el vínculo entre los liderazgos históricos y los nuevos protagonistas del momento. Ciertamente, esto no sería bueno; necesitamos partidos fuertes capaces de integrar la voluntad de cambio con la fidelidad a los valores servidos desde los largos años de una historia al servicio de la democracia. Toda Europa, especialmente los países del sur, no encuentra mecanismos eficaces para conseguir este equilibrio. Seguramente, ahora y aquí, esto también nos tocará vivirlo.
Pedro Sánchez tiene una papeleta muy difícil de administrar. Hay victorias que tienen un regusto muy amargo. El riesgo de la división no es un buen horizonte y no hace falta ni preverlo ni tampoco descartarlo. Lo que sí se sabe es que el riesgo existe y esto, por sí solo, limita y condiciona la política que llevar a cabo. Especialmente, cuando toda la sociedad vive problemas importantes que demandan medidas urgentes, algunas de ellas de especial trascendencia. La situación que genera el resultado de las primarias socialistas no define un escenario que ayude a la adopción eficaz de estas medidas.
Ahora lo que parece es que Podemos ha ganado. En todo caso, lo que podía interesar a Pablo Iglesias era la victoria de Sánchez. Como decíamos, la moción de censura pondrá a prueba cómo afecta a la política del PSOE este nuevo liderazgo. Y, sobre todo, si lo que se busca es el apoyo de la calle o el del Parlamento. En el fondo, esta es la cuestión y se entiende que Podemos lo tenga claro; el PSOE de Sánchez ¿por quién optará? Los socialistas ya han hecho sus primarias, ahora les toca definir un proyecto y escoger a los socios con los que piensan llevarlo a cabo. No será fácil; para nadie. Ni para los demás partidos, ni para las instituciones, ni para la misma sociedad a la que algunos quieren llamar a movilizarse. Una cosa es que la calle sea importante y otra es que se quiera trasladar a la calle la responsabilidad de resolver los problemas. Sí, seguro, no será fácil.
Hay victorias que tienen un regusto muy amargo; el riesgo de la división
no es un buen horizonte y no hace falta ni preverlo ni tampoco descartarlo