La Vanguardia (1ª edición)

Paso a paso, por el medio ambiente

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Las nuevas tecnología­s reducen la factura energética de los hogares, que gastan el 20% del total de la energía que se consume en España, pero algunas prácticas cotidianas, como reciclar, re utilizar y comprar productos de proximidad, pueden ayudarnos a disminuir nuestra huella eco lógica

La palabra slow –lento– ha dejado de ser una etiqueta que llevan algunos productos de moda para convertirs­e en toda una filosofía de vida que cada vez adoptan más ciudadanos. Una forma de vivir consciente y que cuenta con la preservaci­ón del medio ambiente como uno de sus objetivos principale­s. Aunque no hace falta ser fans de la moda

slow para ser sostenible­s en nuestro día a día, sino aplicar la lógica, porque con unos pocos trucos y algún cambio de hábito podremos ahorrar en nuestra factura energética y, de paso, evitar la emisión de contaminan­tes.

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Recicla. No es tan obvio como parece: la recogida selectiva de residuos en el Área Metropolit­ana de Barcelona lleva años estancada en el 34%, lejos del 50% que reclama la Unión Europea. Ante eso, hay que tener en cuenta que cada español genera unos 440 kilos de residuos en el hogar, un total de 21 millones de toneladas de desperdici­os al año. En el mundo se contabiliz­an al día más de 3,5 millones de toneladas de desechos, según un informe del Banco Mundial, una cifra que al año llega a los 1.300 millones de toneladas.

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Reutiliza. Este segundo paso no se consigue sin el primero, porque si no separamos bien la basura en los diferentes contenedor­es, el trabajo en las plantas se multiplica, y, en algunos casos, el vidrio, el cartón y las latas –fácilmente reciclable­s– acaban en los vertederos. Desde hace unos meses, la normativa obliga a los establecim­ientos a cobrar por las bolsas de plástico; si llevamos nuestra propia bolsa de la compra, nos evitamos pagar esos céntimos de más y producimos menos residuos. También es importante evitar los productos con exceso de embalaje y comprar, siempre que podamos, envases grandes, con más capacidad de producto. En cuanto al pescado, la carne y los embutidos, podemos pedir que los envuelvan en papel; y meter directamen­te en nuestra bolsa de la compra las frutas y verduras. Y en relación al agua, beberla del grifo no solo beneficia a nuestro bolsillo –un litro de agua de botella cuesta cerca de 0,22 euros, mientras que la del grifo sale sobre 0,002 euros por litro–, sino que evita algunos problemas medioambie­ntales: el 75% de las botellas no se recicla, y acaba en vertederos o contaminan­do el agua de ríos y océanos.

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Compra local. El transporte es uno de los sectores que más contaminan, de modo que siempre es mucho mejor comprar productos locales o próximos que adquirir otros que han tenido que viajar miles de quilómetro­s hasta el súper de la esquina. Por el mismo motivo, también deberíamos consumir alimentos frescos de temporada. Además, si compramos productos locales, beneficiam­os a los agricultor­es de proximidad y, por lo tanto, la economía de nuestro entorno.

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Apaga la luz. El 20% de la energía que se consume en España se gasta en nuestros hogares, que se abastecen en un 80 o 90% de energía fósil (carbones, derivados del petróleo y gas natural). Existe una nueva tendencia en arquitectu­ra que recupera viejas fórmulas de construcci­ón que priman la iluminació­n natural. Si no es el caso del edificio donde vivimos o trabajamos, no debemos olvidar apagar las luces siempre que podamos y, en cualquier caso, usar bombillas de bajo consumo, igual que los electrodom­ésticos, ya que, según datos publicados por la OCU, estos suponen el segundo gasto más importante en luz, solo precedidos por la calefacció­n. En cuanto a la climatizac­ión, las nuevas tecnología­s en edificios permiten un uso muy eficiente de la energía y, en algunos casos, de consumo cero, utilizando ventilació­n natural, paneles de cristal… Pero si aun así tenemos que usar aire acondicion­ado, no debemos ponerlo a una temperatur­a más baja de la deseada para enfriar más rápido la estancia. De esta forma, lo único que conseguire­mos es que suba más rápido la factura: cada grado menos implica un consumo adicional del 8%.

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