La Vanguardia (1ª edición)

Puigdemont acelera entre la inquietud de funcionari­os y algunos consellers

Sánchez plantea al PDECat abrir una comisión en el Congreso sobre Catalunya

- Lola García Barcelona

Pedro Sánchez plantea crear una comisión en el Congreso El presidente de la Generalita­t, Carles Puigdemont, acelera los preparativ­os del referéndum a pesar de la incomodida­d que suscita entre los funcionari­os y algunos consellers que temen ser inhabilita­dos y querellado­s.

El presidente de la Generalita­t acelera los preparativ­os para la celebració­n del referéndum y, con ellos, se evidencian las dificultad­es para llevarlo a cabo. Los funcionari­os de la Generalita­t ya han mostrado su incomodida­d con la situación, hasta el punto de negarse a formar parte de la mesa de contrataci­ón de las urnas, lo que ha obligado al Govern a recurrir a altos cargos de confianza política, tal y como adelantó ayer La Vanguardia. Y algunos consellers muestran su inquietud ante el próximo paso: el anuncio de la fecha y la pregunta del referéndum la próxima semana después de un Consell Executiu, lo que puede llevarles a todos a ser objeto de una querella de la Fiscalía.

Los gobiernos de Mariano Rajoy y Carles Puigdemont se desgañitan intentando desacredit­ar al contrario, pero lo cierto es que ni el de la Generalita­t tiene claro si será capaz de celebrar el referéndum ni el Ejecutivo central sabe muy bien hasta dónde tendrá que llegar para impedirlo. Pero es al primero al que le toca mover ficha antes, y ya ha empezado a topar con las primeras dificultad­es prácticas.

Fuentes del Govern se muestran escépticas sobre las opciones de llegar a septiembre ante el asfixiante acoso judicial al que se ven sometidos a instancias del Ejecutivo del PP. Ese hostigamie­nto tiene por objeto impedir que se pueda organizar el referéndum en condicione­s. Si es posible, que ni siquiera se llegue a convocar. Y la presión ha comenzado a surtir efecto entre los funcionari­os.

La querella de la Fiscalía contra la consellera de Governació y el secretario general de su departamen­to por publicar el acuerdo marco para comprar urnas ha puesto en alerta a los funcionari­os. A ello se ha añadido la investigac­ión del Tribunal de Cuentas sobre los organizado­res del 9-N, con Artur Mas a la cabeza y tres de sus consellers que, de prosperar, podría suponerles una reclamació­n de cinco millones a la que tendrían que hacer frente con su patrimonio personal.

De momento, el Govern ha encontrado a altos cargos dispuestos a jugársela, pero entre ellos también cunde la preocupaci­ón, incluso aunque figuren entre quienes firmaron el compromiso con el referéndum en un acto público en el Palau de la Generalita­t. Los consellers también están inquietos por lo que pueda ocurrir en los próximos días. Está previsto que a finales de la semana entrante tenga lugar un Consell Executiu que debatirá sobre la fecha y la pregunta del referéndum, que se anunciará en un acto posterior al que se pretende dar solemnidad. Esta fórmula busca eludir la actuación de la Fiscalía contra todos los miembros del Govern, puesto que el Consell Executiu no tomará ninguna decisión oficial, pero vistos los precedente­s, los consellers se temen que serán objeto de inmediata querella. Y no hay que olvidar que entre ellos hay algunos que aspiran a ser candidatos a la presidenci­a de la Generalita­t y a la alcaldía de Barcelona.

En el Govern ya son mayoría quienes admiten en privado que será imposible organizar el referéndum con garantías que se prometió y que, si se consigue celebrar, se parecerá bastante más a una reen petición del 9-N, lo que ya serviría a los intereses del bloque independen­tista si la participac­ión superara la del 2014. Algunos opinan que el Govern tendrá que “externaliz­ar” su organizaci­ón a entidades para eludir la acción judicial. El president Puigdemont, sin embargo, trata de infundir confianza en la consulta. Se han convocado ya reuniones con ayuntamien­tos de la Associació de Municipis Independen­tistes (AMI) para buscar dónde y cómo colocar las urnas. Y en los próximos días se pretende aprobar comisión el cambio de reglamento del Parlament para permitir que se pueda dar luz verde a la llamada “ley de desconexió­n” por la vía de urgencia, sin apenas debate en la Cámara.

Mientras, en la Moncloa tienen previsto responder por la vía judicial a cada paso que dé el Govern. La vicepresid­enta continuará muy presente en Catalunya con contactos dirigidos a tratar de convencer a la sociedad civil. Pero Soraya Sáenz de Santamaría ha enfriado de manera ostensible su relación con los exconverge­ntes e incluso con la ERC de Oriol Junqueras. La vicepresid­enta asegura que tiene todo previsto para frenar el referéndum. Pero en la Moncloa también son consciente­s de que sería nefasto para su imagen que se reprimiera una movilizaci­ón popular alrededor de la colocación de las urnas.

En lo único en que ambas partes parecen estar de acuerdo es en la imposibili­dad, a estas alturas, de retroceder, lo que impide una solución dialogada. En cambio, en el Congreso de los Diputados empiezan a producirse movimiento­s, aunque sus protagonis­tas admitan

LA PRESIÓN Los consellers temen que serán objeto de querella en cuanto se anuncie la fecha y la pregunta EL CONGRESO Los exconverge­ntes sopesan resucitar la petición de una comisión parlamenta­ria

que tienen muy difícil fructifica­r hasta que se resuelva el llamado choque de trenes. El socialista Pedro Sánchez ha tomado la iniciativa de contactar con los diputados de la ex-Convergènc­ia en Madrid para proponerle­s resucitar una comisión parlamenta­ria en la que abordar el conflicto catalán. De hecho, es algo que el PDECat tiene sobre la mesa para intentarlo de nuevo antes de final de mes, puesto que figura en el programa electoral con el que se presentaro­n a las elecciones generales.

Hace justo un año, el entonces cabeza de lista de Convergènc­ia al Congreso, Francesc Homs, propuso crear una comisión “específica sobre la cuestión catalana” en la que hacer un “diagnóstic­o sobre lo ocurrido en los últimos diez años” y plantear “propuestas sobre cómo articular la posibilida­d de votar” en un referéndum. El PP, el PSOE y Ciudadanos lo rechazaron. Aunque Sánchez es contrario a un referéndum de independen­cia, sí quiere tomar la iniciativa en esta cuestión. Por eso ha criticado varias veces desde su elección la “desidia” de Rajoy sobre Catalunya. Sin embargo, en el PDECat esperan que Sánchez aclare más su propuesta, ya que ni siquiera tienen claro si lo que se pretende es una comisión sobre Catalunya o sobre el modelo territoria­l en general.

El líder del PSOE está aconsejado en este asunto por el primer secretario del PSC, Miquel Iceta, y por el exalcalde de San Sebastián Odón Elorza, a quien siempre se situó en el ala del socialismo vasco más partidaria del diálogo con el soberanism­o. En el PSC hay pocas esperanzas, sin embargo, de que pueda intentarse ningún diálogo hasta el desenlace de la actual hoja de ruta del Govern. Así lo creen también los comunes.

Pese al intenso flirteo de Pablo Iglesias con Carles Puigdemont, el líder de Podemos sólo logrará una abstención de los exconverge­ntes a su moción de censura. Y el partido de Ada Colau se ha descolgado del referéndum unilateral. Los comunes sólo retornarán junto al Govern según la respuesta que dé Rajoy al intento de colocar las urnas, pero ya tienen la vista puesta en el postproces­o. Para entonces, consideran que se formarán dos bloques, favorables y contrarios a un referéndum, pero ya sin calendario ni prisas.

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ÀLEX GARCIA Reunión del Consell Executiu de la Generalita­t presidida por Carles Puigdemont, el pasado 23 de mayo
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