Un turismo indeseable
Barcelona, al igual que otros municipios de la costa catalana, ha vivido en las últimas décadas diversos episodios de turismo de borrachera. Ahora, la capital catalana es escenario principal de una variante destacada de estas modalidades de ocio, por lo general molestas para los vecinos de los barrios que las padecen. Los vuelos low cost, la facilidad con la que se puede acceder en este país al consumo de alcohol a bajo precio, unas condiciones atmosféricas favorables a los excesos etílicos y cierta permisividad de la administración local son factores que han contribuido a que Barcelona se haya convertido en uno de los destinos favoritos de las despedidas de soltero. No es este, precisamente, el tipo de turismo internacional que necesita la ciudad si quiere mantener una buena imagen en el exterior y un perfil de visitante que sí aporta un valor añadido. Existen normativas para evitar algunos espectáculos bochornosos en plena calle. Lo que falta es un poco más de voluntad y rigor para que esas herramientas sean eficaces.