LA HORA DE LA VERDAD
El club de Montilivi vive con entusiasmo la cuenta atrás por el ascenso histórico que se puede materializar hoy
El Girona está a un paso de convertirse en equipo de Primera División.
“La gente, en Girona, ahora primero es del Girona y después del Barça”. Una realidad muy lógica para algunos, pero a la vez sorprendente para muchos otros, acostumbrados a vivir en una ciudad que últimamente había sido más sinónimo de baloncesto que de fútbol y que vivía más pendiente del Camp Nou que de Montilivi. “Es muy emocionante ver que la afición está tan volcada a pesar de habernos quedado tres veces en las puertas de Primera en los últimos cuatro años. Ver a los niños luciendo nuestras camisetas con orgullo era difícil de imaginar hace sólo unas temporadas”, destacan los gerundenses de la plantilla, Eloi Amagat, Àlex Granell, Pere Pons y Sebas Coris. Hoy (20 h) se enfrentarán al Zaragoza en Montilivi y sólo necesitan un punto para certificar el ascenso histórico en la penúltima jornada.
A ellos, más que a nadie, les ilusiona poder ver al Girona jugando entre los mejores por primera vez en los 86 años de vida del club. Recuerdan como, hasta no hace mucho, jugaban ante poco más de 4.000 aficionados por término medio en un campo con un aforo de 9.200 espectadores. En cambio, ahora, empujados por los buenos resultados y por las expectativas que han generado, casi llenan el estadio cada partido con una masa social que se ha incrementado hasta los 7.000 socios, tope impuesto por el mismo club.
Con un total de diez peñas, cuando en el año 2013 sólo eran cuatro, la entidad rojiblanca también ha logrado movilizar la afición en los desplazamientos. El pasado domingo 1.500 aficionados del Girona estuvieron en el Nou Estadi de Tarragona. Por todo eso, los máximos dirigentes de la entidad reconocen, aún con la boca pequeña, la necesidad de hacer crecer Montilivi si se logra el ascenso. La ampliación del estadio con gradas supletorias y la construcción de una ciudad deportiva para el primer equipo se han convertido en las inversiones prioritarias.
De todos modos, son conscientes de que la economía del club en la máxima categoría del fútbol reportaría unos ingresos que multiplican el presupuesto actual, cifrado en nueve millones de euros, ya que sólo en derechos televisivos pasarían de recibir 6,3 millones a 40. Igualmente, una cantidad nada despreciable en Segunda, donde ahora mismo sólo hay cuatro equipos que lo superan en presupuesto: Levante, Getafe, Rayo y Oviedo. Tampoco habrá dispuesto nunca de tanto dinero para fichar el secretario técnico, Quique Cárcel, que las dos últimas temporadas ha configurado plantillas tan competitivas que han permitido disputar dos promociones de ascenso.
Se trata de una plantilla que combina experiencia y juventud, con futbolistas que han tenido oportunidades en Primera, como Longo, Portu o Cifuentes, y otros que tienen otra vida más allá del fútbol, como Granell –maestro de profesión y psicopedagogo– o Aday, que regenta una peluquería en Sentmenat, su pueblo natal, junto con otro empresario.
Una plantilla unida por un solo objetivo y que esconde dentro del vestuario su secreto más preciado: un futbolín que les ayuda a liberar todas las tensiones del día a día. “Siempre que entras, hay alguien que juega. Quien lo ve por primera vez se sorprende, como también me pasó a mí, pero no seré yo quien lo saque de aquí”, explica el entrenador, Pablo Machín, principal artífice de las mejores temporadas de la historia del club. “El futbolín ya forma parte de nuestro mobiliario, aunque los técnicos no jugamos nunca. Es un espacio para ellos”, explica el técnico soriano, que esta vez ha roto la norma para fotografiarse para La Vanguardia. Le acompaña el resto de los integrantes de la estructura principal del club, ya que los últimos días han blindado la plantilla ante el trascendental partido contra el Zaragoza.
“Estamos preparados para lo que viene. Volvimos para vivir este momento”, reconocen los cuatro futbolistas que disfrutan de una segunda etapa en el club: Fran Sandaza, Jonás Ramalho, el mismo Cifu que incluso decidió tatuarse en la piel las famosas casas del Onyar tan representativas de Girona, y Pablo Maffeo, procedente del Manchester City. “Las relaciones con el City son muy buenas, y este acuerdo entre los dos clubs nos ha permitido recibir las cesiones de algunos de sus futbolistas”,
LA ECONOMÍA En Primera, los ingresos por derechos de televisión se dispararían de los 6,3 millones actuales a 40
explica el actual director general, Ignasi Mas-Bagà, que llegó hace dos temporadas cuando la propiedad del Girona pasó a manos de dos empresarios franceses del sector de la comunicación, Samir Boudjemaa y Jean-Louis Dutaret, que controlan la entidad desde la distancia.
Sea como sea, este cambio ha permitido profesionalizar el club de tal manera que “por primera vez en muchos años disfruta de una tranquilidad deportiva e institucional a la que nadie estaba acostumbrado”, reconoce el presidente, Delfí Geli. Exfutbolista gerundense que militó en el Barça, el Atlético o el Alavés, entre otros, considera que estos nueve años consecutivos en Segunda han dado a la institución “un bagaje que nos permite ser un club un poco más maduro para afrontar un reto tan importante como el de jugar entre los mejores”. Una opinión que, con el tiempo, cada vez se ha hecho más extendida entre los gerundenses. Y seguramente no le falte razón. Seguramente, la hora del Girona, por fin, ha llegado.
DELFÍ GELI, EL PRESIDENTE “Por primera vez en muchos años el club disfruta de tranquilidad institucional y deportiva”