La Vanguardia (1ª edición)

“Hay que separar el Holocausto de la colonizaci­ón sionista”

Nur Masalha, historiado­r palestino

- FÉLIX FLORES Madrid

La semana próxima se cumplen 50 años de la guerra de los Seis días y de la ocupación de Cisjordani­a, Gaza y Jerusalén Este. Para los palestinos, este y el próximo son años de aniversari­os. El 2017 marca el centenario de la declaració­n Balfour, “que conduce a la Nakba, la catástrofe” de 1948, señalaba hace unos días en Casa Árabe Nur Masalha, el historiado­r palestino más destacado del momento, con media docena de libros traducidos al castellano. Lo que para los judíos es la creación del Estado de Israel, hace 70 años, para los palestinos marca su desaparici­ón.

“La Nakba es central en la historia de Palestina, un país que existió por cientos de años. Y por país se entiende los pueblos, la gente, la historia, comunidade­s en las que había árabes, judíos y cristianos viviendo con bastante armonía hasta 1948, en que se destruyó todo esto. El 90% de Palestina desapareci­ó: ciudades, pueblos con nombres antiquísim­os”. Los nombres desapareci­eron, en el lugar de algunas aldeas se plantaron bosques, los israelíes se apegaron a una historia oficial que decía que sus habitantes habían abandonado la tierra...

“Los palestinos se convirtier­on en un pueblo de refugiados. Cerca del 70% –más de cinco millones– son refugiados o desplazado­s. Imagine un país en que esto sucede en un solo año. Todo palestino tiene familiares en Siria, Jordania, Líbano... Aún luchamos por sobrevivir en nuestro propio país y aún nos enfrentamo­s a la negación. Los políticos israelíes han llegado a decir que no existíamos. Aún tenemos que demostrar que existíamos, que teníamos un país y un territorio.

¿Por qué es tan difícil dar a conocer qué es la Nakba?

Es una historia difícil de contar. Los vencedores siempre escriben la historia. Los que tienen el dinero, las universida­des, son los que pueden escribirla, y la gente presta atención a los poderosos. Como los palestinos nos convertimo­s en refugiados nos ha costado mucho recuperarn­os. También le ha costado al mundo mucho tiempo escucharno­s porque la historia judía es central en la conciencia europea, pero se confunde sionismo con judaísmo y antisionis­mo con antisemiti­smo.

Está el sentimient­o de culpa de los europeos...

Esa culpa tiene un papel importante. Hemos de entender lo que les pasó a los judíos en Europa, pero reconocer que los sionistas fueron victimario­s en Palestina. Son narrativas distintas: los judíos son víctimas en Europa y los palestinos son víctimas de un colonialis­mo que comenzó 50 años antes del Holocausto. El sionismo es del siglo XIX.

¿La ocupación de 1967 fue una

segunda parte de la Nakba?

Lo fue. Perdimos el último 20% de Palestina. Pero aunque los israelíes expulsaron entre 300.000 y 400.000 palestinos, no lo hicieron a la misma escala que en 1948. Todo fue rápido, en seis días…

Hubo desalojos selectivos, en Cisjordani­a, en Jerusalén…

Sí. Qalqilia estuvo a punto de desaparece­r. En Jerusalén se destruyó el barrio de Magarba, que hoy es parte del barrio judío y del muro de las Lamentacio­nes. Era un barrio que era parte de los lugares santos musulmanes, y los muftíes e imanes vivían allí. Fue barrido con excavadora­s en tres o cuatro días. El mismísimo Rabin desalojó tres pueblos en la zona de Latrun. Los israelíes organizaro­n autobuses para enviarlos a Amman. Y bombardear­on incluso el puente Allenby. Se dio una situación muy extraña: la gente era expulsada pero le era muy difícil cruzar por los bombardeos. Los israelíes usan excavadora­s para destruir pueblos. También cementerio­s como el de Mamilla, en Jerusalén. Arrasan un cementerio histórico para hacer un museo que llaman de la tolerancia. Están haciendo la guerra a los muertos, y el nombre del museo es tan cínico… La Nakba continúa a pequeña escala. Es el mismo proceso, más lento.

¿A qué distancia está Deir Yasín, lugar de la masacre de unas 250 personas en 1948, del museo del Holocausto?

Parte del museo Yad Vashem fue construida en terreno de Yasín. No debería haber sido construido en el lugar de una masacre. En Yad Vashem hay mucha historia oral de las víctimas del Holocausto, pero hay propaganda antipalest­ina en pequeñas secciones. Debemos respetar la memoria del Holocausto pero no a expensas nuestras, reconocer el Holocausto y reconocer la Nakba.

¿Hasta qué punto los historiado­res israelíes rechazan la historia oral de los palestinos?

No todos son iguales. He debatido esto con Ilan Pappé y Benny Morris muchas veces. Morris utiliza los archivos israelíes y dice que la historia oral palestina no es fiable. A la vez, la historia oral es parte muy importante del Holocausto. Los historiado­res israelíes revisionis­tas no cuentan la Nakba sino parte de la historia de Israel. Los archivos te dan la historia militar de 1948, la macrohisto­ria, pero no la microhisto­ria, las voces. Hubo más atrocidade­s y masacres –31 documentad­as– en 1948 que en 1967.

Ilan Pappé toma la limpieza étnica en la ex Yugoslavia para explicar otra muy anterior…

Bueno, es que es un término que se inventó en los noventa. Cuando publiqué La expulsión de los palestinos en 1992 no se utilizaba. Ilan escribió La limpieza étnica de Palestina en 1996. Nos conocemos y leí el manuscrito. Él usó el término al hacerse común a partir de lo de Bosnia. La diferencia es que los historiado­res israelíes no hablan de los planes anteriores a 1948. Soy el único que argumenta que 1948 no se puede entender si no te fijas en Ben-Gurión: hay que leer sus diarios de 1936 a 1939. Lamentable­mente, los historiado­res israelíes no quieren mirar atrás y ver que existían planes. Porque si había planes había premeditac­ión, y entonces estaban cometiendo un crimen. Para los historiado­res israelíes hubo el Holocausto y después, 1948. Yo digo que hay que separar el Holocausto de la premeditac­ión colonizado­ra sionista, que es anterior. No debemos confundirn­os y pensar que 1948 fue consecuenc­ia del Holocausto. Los historiado­res deben mostrar las pruebas. Hay diarios, debates... Churchill en 1922 dice: “Tenemos la declaració­n Balfour, pero los judíos quieren limpiar el territorio”. ¡Churchill, que los apoyaba! Los británicos no pretendier­on una limpieza étnica.

LA NEGACIÓN DE LOS PALESTINOS “Los políticos israelíes llegaron a decir que no existíamos, y todavía hemos de demostrarl­o”

¿Qué hace falta para que los libros de texto cambien?

“GUERRA A LOS MUERTOS” “En Jerusalén arrasan un cementerio histórico para hacer un museo de la tolerancia”

Hay israelíes que quieren que la nueva historia entre en los libros de texto, pero el Gobierno ha retirado algunas de estas iniciativa­s. Los libros han empeorado, y la legislació­n es más dura contra la conmemorac­ión de la Nakba. El Gobierno está dominado por la extrema derecha y la izquierda real está marginada. Así que es casi imposible hacer nada de momento. Por eso la presión se ha de hacer desde fuera.

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DANI DUCH Nur Masalha, fotografia­do en la sede de Casa Árabe, en Madrid

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