“Claro que Catalunya es una nación cultural”
José Luis Ábalos, portavoz del PSOE en el Congreso
El valenciano José Luis Ábalos (Torrent, 1959) es el hombre fuerte de Pedro Sánchez en su nuevo mandato al frente del PSOE. Asumió esta semana la portavocía en el Congreso, de manera provisional, y está llamado a ser el secretario de organización del PSOE.
Sánchez vuelve a cerrar filas con Mariano Rajoy, ante la cuestión catalana, en defensa de la legalidad y la Constitución. Pero tiene un discurso nuevo, que defiende la plurinacionalidad de España. ¿Cómo se articulará su propuesta para Catalunya?
Sin debate político es imposible que se abra paso ninguna propuesta. Hay que crear las condiciones para poder vehicular esas propuestas. Hasta ahora, sólo hemos observado una descalificación de la propia propuesta. Es como si hubiera una barrera a proponer cualquier cosa que no sea aceptar un estado de conflicto. Y lo que nosotros planteamos es la superación del conflicto.
¿Cómo?
Tenemos que crear un espacio donde las partes más intransigentes puedan ver que hay alguna posibilidad de convergencia. Ese es el papel fundamental al que aspiramos: encontrar un espacio de convergencia, para que nadie tenga que estar obligado a definirse como español o como catalán. Que no esté obligado a hacer esa elección. Quien intenta colocarse en esta situación asume riesgos. No tiene la nitidez de las partes que optan por el conflicto, en un caso por la independencia y en otro por la imposición de un modelo que está en cuestión. Hay que recuperar el espíritu de la Constitución, que abordó con valentía el título VIII, el de la organización territorial. A Alianza Popular le pareció que estábamos cuestionando la unidad de España, y ahora, transcurrido el tiempo, aquellos que decían que eso rompía la unidad de España piensan que es la garantía de la unidad de España. Es curioso. Hay que abordarlo con la mentalidad de aquel momento, en que se planteó un modelo abierto. No se quiso cerrar, porque se antepuso la voluntad de negociación, consenso y acuerdo, y el modelo territorial se fue definiendo a través de la política. ¿No podemos volver a recurrir a la política? ¿O tenemos que recurrir al Código Penal? Ni al Código Penal ni al desprecio a la legalidad.
Ley sí, pero no sólo.
La ley hay que respetarla, porque el principio de seguridad y el estado de derecho es una conquista. Preservando el estado de derecho, y sabiendo que el límite es siempre la legalidad, hay espacios para que ocurra un entendimiento. Y que las instituciones sean la casa de todos. Que Puigdemont tenga que venir al Ayuntamiento de Madrid, teniendo el Congreso que es la sede de la representación de la soberanía popular, no tiene sentido. Esta casa está abierta al presidente de Catalunya.
¿Como valenciano y español, puede entender a Catalunya como una nación cultural?
Claro que sí, porque tiene un hecho diferencial clarísimo y elementos de identidad muy claros que la definen como una nación cultural. Sobre todo, tiene un sentimiento de su gente, una aspiración a ello. Por tanto, claro que sí. Ahora, aprecio tanto a Catalunya que no la quiero fuera de España. España debe ser acogedora, debe ser una gran nación. Y una gran nación es una nación de naciones.
La posición del PSOE ante la moción de censura es que Rajoy es censurable, pero Iglesias no es presidenciable. ¿El PSOE, por tanto, votará abstención?
Parece lógico que esa pueda ser la opción, y al mismo tiempo demostrarle a Pablo Iglesias que una abstención tampoco duele tanto. Él la tuvo en su mano, y es una gran responsabilidad que tiene que asumir. Hoy Rajoy no sería presidente si él hubiera hecho una mera y simple abstención.
¿Esa abstención del PSOE no se puede traducir como un sí a Rajoy, en el mismo sentido que criticaron la abstención impuesta por la gestora para facilitar su investidura como presidente?
No. Se plantearía un sí a Rajoy si votáramos un no a la moción de Iglesias. El riesgo de un no es colocarse en el lado del PP, que obviamente votará no. No tenemos que terminar haciendo algo que incurre en el error de Iglesias al presentar esa moción, porque puede ocurrir que queriendo plantear una censura acabe fortaleciendo a Rajoy. Eso es un grave riesgo, cuando las cosas no se hacen bien. Cuando uno quiere ser alternativa y se parte de un número tan reducido, tiene que aspirar a integrar, a completar, y ese esfuerzo no se ha visto. Lo ha hecho además en un momento en que era imposible sumar, al menos a la principal fuerza de la oposición, aprovechando una situación muy delicada para el PSOE, ya que hoy por hoy seguimos sin dirección política. Y digo yo que la corrupción ahora es tan grave como lo fue en el 2016, de hecho son los mismos casos. Y tan insostenible es ahora como dentro de un mes. Podían haber esperado y haber concertado. Pero es evidente que no han tenido más interés que su propia agenda.
¿Qué espacio debe ocupar el PSOE en esta nueva etapa frente al PP, Podemos y Ciudadanos?
“Nuestro proyecto es ser alternativa a la derecha, unida para defender sus intereses” ESPACIO DE CONVERGENCIA “Tenemos que volver a recurrir a la política; no al Código Penal ni al desprecio a la legalidad”
No tenemos por qué estar mirando qué hacen los demás, tenemos que tener claro nuestro proyecto, que no está condicionado en absoluto a los demás. Y nuestro proyecto es ser la alternativa a la derecha. Lo que en este país siempre ha habido es una derecha y una política conservadora. Ahora acabamos de ver, tras el debate presupuestario, que la derecha, cuando se trata de defender sus intereses, se une. Pero vamos a intentar mantener siempre la esperanza de poder entendernos con otras fuerzas progresistas, aunque no tenemos ninguna aspiración ni de coalición ni de cohabitación.
Algunos pesos pesados se desenganchan del proyecto de Sánchez. ¿Pero está el PSOE en condiciones de prescindir de nadie?
La obligación de una dirección es aglutinar, dar cohesión al proyecto, pero no puede forzar a nadie. El intento de integrar, sobre la base del respeto a la discrepancia, tiene que mantener el respeto a quienes tienen otra posición. No podemos obligar a nadie a compartir aquello que le puede resultar imposible.