La Vanguardia (1ª edición)

Vergüenza ajena

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Siento vergüenza de estar siendo gobernado por un presidente del Gobierno que dice colaborar con la justicia para esclarecer los incontable­s casos de corrupción de su partido, pero que, en la práctica, no hace sino obstaculiz­ar las investigac­iones. Recuerden el borrado de datos del ordenador de la sede de Génova, el descarado maniobrar en la designació­n de jueces afines, los chivatazos a sus estimados corruptos, la defensa patética de imputados de su partido o los argumentos pueriles y cobardes para no declarar presencial­mente como testigo.

Mariano Rajoy ha dado y sigue dando muestras evidentes de un exiguo talante democrátic­o. Recuerden las ruedas de prensa sin preguntas o a través de una pantalla, la alergia y rechazo enfermizo a los debates parlamenta­rios que no le son favorables o la escasez de consenso y acuerdos con la oposición. Eso sí, cuando necesita acuerdos fundamenta­les para seguir en el poder, se torna más demócrata que nadie y no duda un instante en hacer concesione­s millonaria­s a otros partidos oportunist­as, siempre dispuestos a vender su alma al mejor postor.

PEDRO SERRANO

Valladolid

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