El lector expone

Exilios íntimos

Estoy cansado de separatistas y de separadores. Estoy cansado de que, tanto en Catalunya como fuera, cuando entablas conversaciones para abrirte con gente que no conoces, aparezca el debate político sin venir a cuento, tanto el del “Espanya ens roba” como el de “Los catalanes sois unos peseteros”. Aun reconociendo que existen casos excepcionales. De verdad, ¡estoy harto!, y como dice Serrat en su Pueblo blanco: “Si yo pudiera unirme a un vuelo de paloma y atravesando lomas dejar mi pueblo atrás, juro por lo que fui que me iría de aquí. Pero los muertos están en cautiverio, y no nos dejan salir del cementerio”. Cuando oí la canción, allá por el año 1971, entendí que, como país, debíamos superar ese retrato y, aunque lo intentamos en la transición, no ha sido así.

En mi caso, estar muerto es no tener el valor suficiente para pegar un golpe en la mesa, romper los apegos y marcharme de un país cainita como este, donde muchas de las energías se nos van por la boca y agitando banderas; un país donde el progreso y la enseñanza son trabados por una burocracia al servicio de las ideologías; donde algunos nos manipulan como votos al viento de esas mismas ideologías que, aunque legítimas, sólo consiguen dividirnos y, por otros, que lo hacen por las audiencias.

Siempre me quedará el exilio íntimo.

JUAN MARÍN MARTOS

Molins de Rei