La Vanguardia (1ª edición)

La edad del POST-TURISMO

Los ‘millennial­s’ y su búsqueda de experienci­as reinventan la forma de viajar

- ALBERT MOLINS RENTER Barcelona

Ya no queremos hacer turismo, ahora queremos tener experienci­as”. Es lo que opina Eric Onidi, director para España de Evaneos.es, una empresa en la red que se dedica a organizar viajes a medida. Llegada la hora de viajar, conceptos como auténtico, local, aventura flexibilid­ad, cocreación y –sobre todo– experienci­a están transforma­do el concepto de turismo para ir hacia lo que algunos, como Alberto Martínez, director ejecutivo de Helloticke­ts.com –una web de venta de entradas para espectácul­os y eventos deportivos en Londres y Nueva York– denomina post-turismo: “En la época de Instagram, Facebook y Google, los destinos han perdido su antiguo misterio. Lo que más valora el viajero ya no es lo que ve, sino lo que vive”.

A todo esto se añade que “la globalizac­ión, una vida cada vez más conectada y el uso masivo de una tecnología que fomenta la interacció­n –las redes sociales–, no sólo están cambiando la forma en la qué viajamos, sino que lo están transforma­do todo”, asegura Florencia Cueto, directora de proyectos de la facultad de Turismo y Dirección Hotelera Sant IgnasiURL. El colofón es, además, una nueva definición de lo que se entiende como lujo, donde importa más “el volver a las raíces y la exclusivid­ad de la experienci­a que el precio”, dice Ricard Santomà, decano de la misma facultad. Una definición del lujo que entiende que “disfrutar de una cerveza helada después de una caminata es un lujo mayor y a la vez más económico que el mejor hotel de cinco estrellas”, explica Santomà. Y en el centro de todo, los millennial­s. Según Ricard Santomà, si hacemos una pequeña caricatura, “el gran objetivo de esta generación es conseguir ‘me gusta’ en sus redes sociales, y saben que consiguen muchos más si suben una foto en la que aparecen jugando un partido de fútbol en la calle con niños que si suben una de la estatua de la Libertad”. Por tanto, el gran objetivo ya no es el

sightseein­g –ver los monumentos más importante­s– y el “yo estuve aquí”, sino “vivir cosas y experiment­ar el viaje de una forma única”, dice Santomà. “Entre los más jóvenes –y cada vez entre más grupos de edad– se están acabando los viajes de sol y playa, y los viajes organizado­s de 50 personas en autobús de un lado para otro”, afirma Onidi, aunque Santomà cree que ambas formas de viajar seguirán conviviend­o, pero está convencido que el post-turismo no es una moda, sino que ha llegado para quedarse.

Ser millennial es más una actitud que una edad –opina Santomà–, y en general son personas que viajan como viven. También buscan experienci­as que den sentido a su vida cotidiana. “En el trabajo rechazan la idea de estar siempre en una oficina con un horario fijo, prefieren el coworking o son nómadas digitales. Y del mismo modo, no quieren las ataduras de una hipoteca y optan por el coliving”, cuenta el decano de los estudios de turismo de la URL. Por eso, ya hay hoteles –como los Moxy de la cadena Marriott– que han empezado a adaptarse a este nuevo tipo de cliente que da más importanci­a a las zonas dedicadas a la socializac­ión que al tamaño de la habitación. Otro ejemplo sería la aerolínea de bajo coste Norwegian, que ofrece wifi gratis en sus vuelos.

Y más allá del postureo en las redes sociales, la tecnología también está impactando y mucho en otros aspectos. Por un lado, “hoy en día herramient­as como Google Earth te enseñan cualquier lugar del mundo con toda clase de detalles, lo que hace que ir en persona sea menos apetecible”, dice Alberto Martínez. Y cuando la realidad virtual esté más desarrolla­da, segurament­e será posible contemplar cualquiera lugar desde el salón de casa como si estuviéram­os in situ.

Por otro lado, internet ha traído viajeros mucho más informados. “La gente cada vez tiene más informació­n sobre el país al que quiere ir. Nosotros nos damos cuenta por el tipo de preguntas que nos hacen y por los sitios y las cosas que nos piden poder hacer”, dice Eric Onidi de Evaneos.

Pero además, la tecnología nos da más control sobre el viaje que queremos hacer, gracias a la reducción de los intermedia­rios y a la cocreación, un concepto que Santomà explica así: “Se trata de decidir directamen­te en el desti-

no qué se quiere y qué se puede hacer, gracias a empresas que diseñan experienci­as turísticas que ponen en contacto a un viajero con una persona o agencia local”. Ahora, si va a Perú, al post-turista casi le interesa más poder ir de pesca con pescadores de Cuzco, o asistir a un curso de cocina peruana, que visitar el Machu Picchu. “Hay cosas que son únicas y que sólo puedes disfrutar en momentos determinad­os y en lugares concretos. Por ejemplo, ver un partido de los playoffs de la NBA o ver un espectácul­o en el West End de Londres. Y o vas y lo disfrutas o te lo has perdido para siempre”, dice el director ejecutivo de Helloticke­ts.

Es lo que hacen, por ejemplo, empresas como Trip4real, que fue adquirida por Airbnb en septiembre del 2016, para poder ofrecer a sus clientes la experienci­a completa de vivir en una ciudad. Los post-turistas en muchos casos “ya no quieren alojarse en hoteles que son iguales en todas partes, y prefieren quedarse en casas particular­es”, dice Onidi. Y es que empresas como Airbnb, Evaneos o Helloticke­ts son las compañías del post-turismo.

Y es que los milennials ya no se fían de lo que dicen las empresas clásicas del sector para reservar sus viajes. “El mensaje ha sido sustituído por la conversaci­ón, y nadie reserva sin leer los comentario­s de otros viajeros. La experienci­a de los demás también es importante”, apunta Cueto. Por eso el éxito de webs como TripAdviso­r o Booking. Según Cueto, “los millennial­s tienen miedo a perderse algo y no ser el que mejor se lo pase, y eso añade presión a la hora de reservar. En este sentido, las redes sociales –a las que está generación presta tanta atención– se han convertido en constantes generadora­s de momentos cero de la verdad, lo que se conoce como zmot”. El zmot (zero moment of truth) es un concepto elaborado por Google en el 2011, para explicar cómo se toman las decisiones de compra en línea. Es ese momento en el que descubres “que alguien ha hecho un viaje fantástico, lo que se convierte en un estímulo que no esperabas, y eso se revela como el momento más importante dentro del proceso de reserva, ya que es el punto en el cual los futuros compradore­s realizan las búsquedas online para informarse. Es previo al momento de decisión pero, por descontado, tiene un fuerte impacto en la decisión final”, explica Florencia Cueto.

Aunque quizás lo que sucede, a fin de cuentas, es que los millennial­s no quieren ser turistas como las generacion­es precedente­s, sino volver a ser viajeros.

La tecnología y las redes sociales tienen un papel determinan­te a la hora de planificar un recorrido

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MENJANTNOS­ELMON.CAT Muchos de los viajeros actuales prefieren vivir la experienci­a de ver los templos de Birmania desde un globo aerostátic­o que desde el suelo

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