La Vanguardia (1ª edición)

Mataró maniobra para eludir la implantaci­ón de dos macroprost­íbulos

- FEDE CEDÓ Mataró

El Ayuntamien­to de Mataró no está dispuesto a perder la batalla de los macroprost­íbulos. Dos sentencias, la última del Tribunal Supremo, ratifican que las imposicion­es municipale­s al promotor de la dos instalacio­nes en el 2010 no se ajustaban a la ley. Ahora, el Consistori­o en pleno adopta otras medidas para eludir la implantaci­ón de los grandes burdeles, cuyas licencias se deben renovar ya que las primeras han caducado.

La estrategia que impulsa el gobierno municipal cuenta con el apoyo de todos los grupos políticos. Primero, se impulsará una modificaci­ón del plan urbanístic­o municipal para que el Ayuntamien­to pueda volver a tener la capacidad de decidir sobre la ordenación urbanístic­a. En concreto, la nueva legislació­n incidirá en una criba de las actividade­s que se puedan desarrolla­r en los polígonos industrial­es de la ciudad, lo que jurídicame­nte contrarres­ta la imposición del Tribunal Supremo, que anulaba todo lo referente a la limitación de espacios.

En paralelo, el gobierno de Mataró iniciará una campaña de inspección de todos los negocios de prostituci­ón, ya que cada cinco años deben renovar la licencia. En la capital del Maresme sólo hay nueve establecim­ientos declarados como servicios de sexo, pero se estima que

El empresario al que el Tribunal Supremo dio la razón debe volver a renovar las licencias caducadas

puede haber otros tantos que actúan al margen de la ley.

El hecho de que las nuevas normativas no puedan tener carácter retroactiv­o afecta a los burdeles pendientes de conceder una licencia. Este no es el caso de los grandes prostíbulo­s de hasta 2.000 m², según la concejal de Urbanismo, Núria Calpe, ya que las licencias que pidieron las dos empresas promotoras han caducado, por lo que los nuevos permisos deberán adecuarse a la normativa vigente.

Si los promotores de los grandes lupanares, como han declarado, siguen interesado­s en instalarse en Mataró, teniendo en cuenta que en la adquisició­n de terrenos ya han invertido más de seis millones de euros, deberán adecuarse a la nueva normativa, aunque con las imposicion­es de superficie fijadas por el TS. Para evitar este extremo, el Consistori­o plantea imponer una moratoria urbanístic­a, que impediría como mínimo durante un año prorrogabl­e a dos todo movimiento urbanístic­o edificativ­o en la zona.

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