Languidez adictiva
DeMarco es un vocalista de origen canadiense afincado en Los Ángeles que publica su tercer álbum, y que ante el asombro de unos pocos y el entusiasmo de una mayoría se ha convertido en un tiempo tildable de récord en astro musical de la escena (lo que en Estados Unidos llaman) alternativa.
Su evolución como intérprete y, sobre todo, como compositor de canciones ha seguido un ritmo progresivo y ascendente, sin estridencias ni llamaradas descubridoras y, de hecho, este This old dog es un volumen marcado por el tono pausado, dulce y suave, la ausencia de estridencias, la atmósfera un punto lánguida, pero y a la vez, con un efecto penetrador que va esparciendo su fórmula magistral poco a poco.
Ante la aparente sensación de que no pasa nada, de que DeMarco va cantando con un tono relativamente monocorde, de que su voz es de una normalidad absoluta, las composiciones del álbum van quedando en la recámara con sus sencillas estructuras, con sus melodías básicas pero impecables, hasta que acaban convirtiéndose en fieles compañeras. El tema que da título al álbum o la canónicamente melancólica For the first time ilustran esta soterrada capacidad de subyugación. El otro extremo son algunas piezas más trotonas –muy tenuemente, eso sí–, más luminosas, tipo One another. La música que le acompaña instrumental y vocalmente ejerce cumplidamente su labor de estricto complemento de unas canciones que acaban siendo lánguidamente adictivas.