El Madrid marca territorio
Tiempo de felicidad en el Real Madrid, que ganó la duodécima, se erige en el primer equipo que logra dos títulos sucesivos en la Liga de Campeones y, de paso, consigue su primer doblete (Liga-Copa de Europa) desde 1958. Arrasó a la Juve en el segundo tiempo, cuando desplegó toda el potencial de sus jugadores y de una plantilla que no admite comparación en Europa. El equipo italiano, famoso por su eficacia defensiva, recibió cuatro goles, tres de ellos en la segunda parte, en medio del desplome de una generación que finalmente pareció lo que suponía: vieja y desgastada.
El Madrid, equipo camaleónico donde los haya, jugó dos tiempos opuestos. En la primera parte fue víctima de su prudencia y de la tentación que le invade cuando se adelanta en el marcador. Siente tanto la llamada del contragolpe que no puede resistirse. El gol de Cristiano colocó al equipo en una situación habitual en la Liga. Han sido infinidad los equipos que han aprovechado las concesiones defensivas del Real Madrid para castigarle con goles y ocasiones, hasta el punto de rehabilitar a Keylor Navas en los últimos tres meses.
El tanto de Cristiano llegó pronto, en la primera jugada a campo abierto del Madrid. Hasta entonces se había impuesto la estructura de la Juve, un equipo con oficio, pero sin demasiadas luces. Dybala, su jugador bandera, pasó tan de puntillas por Cardiff que fue sustituido mediado el segundo tiempo. Dice mucho del partido que el mejor futbolista de un equipo no termine el encuentro.
A la Juve le faltaron recursos de equipos grandes y al Real Madrid le penalizó el primer tiempo su querencia contraatacadora. En este sentido, suele comportarse como un equipo muy básico. Se repliega cuando anota y ataca cuando le anotan. Esta tendencia reactiva no le sienta nada bien. El Madrid dispone de recursos más que suficientes para dominar los partidos y llevarlos donde quiere. Es poderoso, tiene jugadores de gran clase, velocidad en todas las líneas y agrega la versatilidad de una plantilla incomparable.
Si dice mucho de la Juve que Dybala abandonara el partido en el segundo tiempo, también dice bastante del Madrid que el joven Asensio fuera el autor del último gol. Asensio, que durante buena parte de la temporada fue el 18.º jugador en minutos, es un futbolista maravilloso, potencial figura del fútbol europeo en los dos o tres próximos años. No hay equipo que puede disponer de un talento semejante en el banquillo. Sólo se lo puede permitir el Real Madrid, que dejó fuera de la convocatoria a Pepe, James y Lucas Vázquez. Casi nada.
El estupendo gol de Mandzukic equilibró el resultado. También hizo justicia. Mientras el partido dependió de lo táctico, la Juve se sintió tranquila. Pjanic se reveló como un excelente centrocampista y la defensa no fue exigida. Buffon sólo se estiró para recoger el balón de la red. El empate, sin embargo, no ocultaba la escasez de recursos de la Juve. No tenía un delantero en el banquillo. O ganaba con los titulares o no tenía nada que hacer.
El Madrid tomó la segunda parte al asalto. Se dejó de tonterías y exprimió lo mejor
El equipo prosigue su idilio con su torneo fetiche: 12 títulos, los 6 últimos en las 6 finales jugadas
de sus jugadores. Todos dieron un paso adelante, incluidos los que habían pasado inadvertidos: Kroos, Isco, Marcelo, Casemiro y Varane. No hubo color. Encabezado por el formidable Carvajal, el Madrid se hizo cargo de la pelota, de las ocasiones y los goles. Llegaron con una lógica palmaria, dos de ellos de Cristiano, implacable como rematador.
La Juve se hundió. Sus veteranos defensas llegaron tarde y mal. Los centrocampistas del Madrid se dieron un festín. Keylor ofició de espectador. El equipo que sólo había recibido tres goles salió con cuatro de Cardiff, donde Bale hizo una aparición testimonial. Salió a última hora, en una noche que confirma el idilio del Madrid con su competición fetiche. Son 12 títulos. Los 6 últimos en las 6 finales que ha disputado.