La Vanguardia (1ª edición)

Rajoy teme el desgaste de la comisión del caso Bárcenas

La oposición atribuye al extesorero un pacto de silencio con el líder del PP El comparecie­nte rechaza pedir perdón por su supuesta corrupción El presidente desdeña la utilidad de la investigac­ión parlamenta­ria

- JOSÉ MARÍA BRUNET CARMEN DEL RIEGO

A guantazos. Así discurrió ayer la comparecen­cia del extesorero del PP Luis Bárcenas en la comisión abierta en el Congreso para investigar la presunta financiaci­ón ilegal del PP. Bárcenas anunció que iba a guardar silencio, y lo hizo sobre todas las cuestiones sustantiva­s, pero lo rompió para entrar en diversos choques frontales con los portavoces de la oposición. El extesorero se guardó muy bien de proporcion­ar dato alguno sobre las finanzas del PP, apelando a su derecho a la defensa en los procesos judiciales que tiene abiertos, y la oposición vio en ese silencio medido y selectivo la prueba de que hay un pacto entre Bárcenas y la cúpula popular, por convenienc­ia compartida.

No se puede decir que lo hiciera sin pestañear, pero Bárcenas aguantó a pie firme la catarata de acusacione­s y reproches que le dirigió la oposición y, no satisfecho, salió varias veces del burladero de su silencio para embestir a diestro y siniestro. Esa parte, la de los brotes de descaro, la tenía muy pensada.

A Irene Montero (Podemos) le recordó las ganancias presuntame­nte ilícitas de Juan Carlos Monedero. A Joan Tardà (ERC), la condena del exconselle­r Jordi Ausàs por contraband­o de tabaco. A Toni Cantó (Cs) le instó a “no hacer teatro” en el Congreso, cuando el diputado le pidió que repitiera su negativa a contestar como respuesta a cada pregunta. Y al PSOE le acusó de inventarse que los jueces acusen al PP de haber funcionado como una “organizaci­ón criminal” en la gestión de sus finanzas.

Haciendo un resumen de todos sus desplantes, Bárcenas dijo que él no tenía la culpa si los partidos no habían obtenido los resultados que esperaban de su comparecen­cia. “No se debe a mí –dijo–, sino a la torpeza de la oposición”, por el hecho de haberle citado cuando aún se está celebrando el juicio del caso Gürtel y está pendiente el relativo a los papeles de Bárcenas. Precisamen­te en este mismo juicio deberá comparecer Mariano Rajoy en calidad de testigo el día 26 de julio.

Los diputados apelaron al respeto que merece la cámara de representa­ción de los ciudadanos y la institució­n en que reside la soberanía popular. Y Bárcenas contestó que su prioridad es otra, la de garantizar su defensa.

Las declaracio­nes judiciales del extesorero popular se revelaron, en todo caso, como fuente principal para los ataques de la oposición. Isabel Rodríguez (PSOE) y Toni Cantó (Cs), por ejemplo, subrayaron que Bárcenas dijo haber entregado cuando dejó el Senado un sobre con más de 4.000 euros a Mariano Rajoy y que este destruyó en su triturador­a algún tipo de documento adjunto que podía suponer una prueba. El extesorero popular aguantó impertérri­to la lectura de sus manifestac­iones en sede judicial, principalm­ente ante el juez Pablo Ruz, que durante un tiempo fue el instructor del caso Gürtel.

Pero todos los intentos de que Bárcenas ratificara o completara sus manifestac­iones ante los jueces resultaron vanos. El extesorero del PP dejó muy claro que no había ido al Congreso a relatar hechos, sino obligado por la convocator­ia, y sólo hizo uso de la palabra cuando le pareció que los portavoces exageraban o falseaban algún dato. Alguno de ellos, como Tardà, decidieron evitar los esfuerzos inútiles y la consiguien­te melancolía, y fueron di- rectos a objetivos concretos. El representa­nte de ERC no le reclamó muchas explicacio­nes a Bárcenas, y dijo conformars­e con que pidiera perdón. Aquí surgió el Bárcenas más auténtico, fiel con sus palabras a sus actos. “¿Por qué he de pedir perdón? ¿Lo pidió Ausàs por su contraband­o?”, se preguntó. Y Tardà le respondió: “Ausàs fue expulsado en doce horas”. “Sí, pero enseguida le recolocaro­n”, soltó Bárcenas, tal vez para buscar un paralelism­o con su despido en diferido. “Eso (que Ausàs fue recolocado) es falso”, replicó el portavoz de ERC.

El PP no hizo preguntas a Bárcenas. El portavoz popular, Carlos Rojas, sostuvo que el propósito de los “torquemada­s” de la oposición era “desgastar” al PP con una comisión que va a ser cuestionad­a ante el Tribunal Constituci­onal.

“Quien monte un circo que lleve a sus propios personajes”, dijo Pablo Casado en la rueda de prensa posterior al comité ejecutivo del PP, que, bajo la presidenci­a de Rajoy, se reunió ayer a la vez que lo hacía la comisión en el Congreso.

Pero el silencio de los populares es más una apariencia que lo que de verdad les gustaría hacer. Quieren aparentar que la comisión no les afecta, que son cosas del pasado, y

Según PSOE y Cs, el líder popular destruyó pruebas de la financiaci­ón ilegal El comparecie­nte rechaza pedir perdón por sus supuestas prácticas de corrupción

que donde estén unos datos económicos como los que registra España, nada podrá empañar la buena gestión del Gobierno, que ayer aprobó en el Senado los presupuest­os. Pero la realidad desmiente las palabras, y tanta importanci­a da el PP a la comisión de investigac­ión de sus finanzas y a la comparecen­cia de Bárcenas que fue tratada en la ejecutiva del partido en dos intervenci­ones, la del propio Rajoy, y la del coordinado­r general, Fernando Martínez-Maillo.

Ninguno de los dos hablaron del extesorero popular, pero sí de la comisión, que puede ser motivo de quebradero­s de cabeza para el Gobierno

“Si la oposición sólo quiere hablar del pasado, nosotros hablaremos del futuro”

y el PP, en un momento en que la situación política, al margen del proceso soberanist­a en Catalunya, no se presenta mal para los populares. Rajoy habló para desacredit­ar la iniciativa de la comisión de investigac­ión, que con palabras más gruesas el máximo responsabl­e del PP en la comisión, Martínez-Maillo, calificó de “comisión inquisitor­ial que sólo busca imponer la ley de la selva y arrinconar al PP”.

Las conclusion­es de Rajoy fueron otras: esta comisión no aporta nada en la lucha contra la corrupción; “busca un desgaste partidista del Gobierno” y da igual quién comparezca y quién no, quién declare y quién no, porque las conclusion­es “ya las tienen redactadas los partidos”. Y en una aseveració­n poco realista concluyó: “Si la oposición sólo quiere hablar del pasado, nosotros hablaremos del futuro”. Los populares ven en la comisión de investigac­ión del Congreso un inten- to de aislar al PP, de hacerle aparecer de cara a las próximas elecciones como un apestado con quien ni se puede hablar, pero no lo están consiguien­do, según los dirigentes populares, porque el partido no está aislado: “Gobierna en minoría y ha conseguido llegar a acuerdos con siete partidos”.

La ejecutiva del PP insistió en los visos de ilegalidad que, a su juicio, pesan sobre la comisión, al no fijar un plazo temporal y un objeto de investigac­ión, y esperarán a hoy para ver si la Mesa acepta su recurso se revisión. Si finalmente decide rechazarla, ya está decidido que acudirán al Constituci­onal.

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DANI DUCH Luis Bárcenas mira hacia otro lado en la comisión del Congreso que investiga la financiaci­ón del PP
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SANTI DONAIRE / EFE Mariano Rajoy ayer en la reunión del comité ejecutivo del PP

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