El sueño eterno de Dalí
SALVADOR Dalí descansa en el centro de su universo: el Teatre Museu de Figueres, que fue su última gran obra. Pero puede que interrumpan su sueño eterno, pues una juez de Madrid ha ordenado la exhumación del cadáver ante la demanda presentada por la gerundense Maria Pilar Abel Martínez para ser reconocida como hija del pintor. No es la primera vez que alguien afirma ser su descendiente directo: el artista italiano Giuseppe van Roy se autoproclamaba hijo biológico de Gala y Dalí, a mediados de los ochenta, a lo que este respondió indignado: “Ante esta declaración, sólo puedo reír o querellarme; así que haré ambas cosas”. Dalí acudió a los tribunales y pudo demostrar que el año del nacimiento del italiano a su musa le habían extirpado el útero, lo que imposibilitaba que pudiera haber quedado embarazada.
El pintor ampurdanés no tuvo descendencia y él mismo reveló que sólo había hecho el amor con Gala, a los tres meses de iniciar su relación y un tanto horrorizado: “Ahora que el momento se acercaba, estaba muerto de miedo..., nunca en mi vida había hecho el amor y me representaba este acto como terriblemente violento y desproporcionado a mi vigor físico”. Llegó a confesar a Louis Pauwels que la experiencia no había sido satisfactoria y que prefería cultivar en el futuro otras formas placenteras: “Personalmente evito los contactos, acompañando los placeres de mi voyeurismo con un poco de masturbación”.
Maria Pilar Abel, de 61 años y vidente de profesión, asegura que su madre le contó que era hija de Dalí. No ha aportado al juzgado documentos, fotografías o testimonios relevantes. Ocasionalmente, su progenitora, que trabajaba para una familia de Cadaqués, ejerció de camarera en alguna celebración en la casa de Portlligat. La Fundación Gala Dalí ha recurrido la decisión de la juez. A veces resulta difícil descansar en paz.