La Vanguardia (1ª edición)

Shigehisa Takada

PRESIDENTE DE TAKADA

- TOKIO Redacción y agencias

La japonesa Takada, una de las firmas líderes en seguridad de la automoción, se declaró ayer en quiebra. Un airbag defectuoso causó 16 muertos. La empresa no ha podido sostener el coste de las revisiones y de los pleitos.

Tras 84 años dedicados a proteger a los automovili­stas, la empresa al final no pudo salvarse a sí misma. El fabricante nipón de airbags Takata se declaró ayer en bancarrota. Es la mayor quiebra empresaria­l de la historia de Japón. Con una reverencia ante los periodista­s al puro estilo oriental, el ejecutivo de la compañía, Shigehisa Takada, pidió disculpas “desde lo más profundo del corazón por los daños causados”.

Todo se debe a un defecto de sus productos, un airbag que al hincharse de forma demasiado brusca podía causar daños a los ocupantes del vehículo al arrojar partículas de metal. Este problema, que se remonta al 2005, ha causado en el curso de los años 16 muertos y 180 heridos.

La anomalía ha afectado a unos 100 millones de airbags de varios fabricante­s: Toyota, Nissan, BMW, Ford General Motors hasta Honda. EE.UU. es el país más afectado, con unos 42 millones de automóvile­s. Dos de cada tres coches involucrad­os todavía tienen que volver al taller para su revisión. En Japón, uno de cada tres. En el mejor de los casos, el proceso de sustitució­n acabará en el 2020. Se trata de la mayor retirada de productos en la historia de la industria de la automoción.

Bajo la acusación de haber ocultado el problema, este año Takata ya había alcanzado un acuerdo con las autoridade­s estadounid­enses, tras pagar unos 900 millones de euros y evitar así una investigac­ión por responsabi­lidades penales.

Pero la ola de demandas, pleitos y de reclamacio­nes de particular­es y fabricante­s han puesto punto final a la empresa, que solicitó ayer la administra­ción concursal en su país, así como la protección legal en Estados Unidos para su filial TK Holdings, Desde que estallara públicamen­te el escándalo, a comienzos del 2014, las acciones de la compañía se han desplomado un 95%. Los títulos

de la compañía en breve dejarán de cotizar. El pasivo de la compañía rozaría los 8.000 millones de euros.

Tras la decisión de someterse a tutela judicial con el objetivo de reestructu­rar su deuda, Takata venderá parte de sus activos a la norteameri­cana Key Safety Sistems, que pertenece al grupo chino Ningbo Joyson Electronic, por un importe de 1.400 millones de euros. “El valor de los activos de Takata no es suficiente para cubrir el coste de las revisiones”, opinaba a Associated Press Karl

Brauer, editor ejecutivo de Autotrader.

Takata es un gigante de su sector. Nació en 1933 y empezó sus andanzas fabricando paracaídas. Controlada aún por la familia del fundador, se convirtió con el pasar de los años en uno de los líderes en el sector de la seguridad automovilí­stica.

Antes de esta crisis, controlaba el 20% del mercado mundial de los cinturones de seguridad y de los airbag. Cuenta con 46.000 empleados en 56 plantas repartidas en 20 países. El 90% de sus negocios, con una facturació­n de 5.300 millones de euros, procede de fuera de Japón.

La compañía, amenazada por una ola de pleitos, ocultó un defecto que causó 16 muertos

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SHIZUO KAMBAYASHI / AP Los ejecutivos de Takata, pidiendo perdón con una reverencia durante la rueda de prensa

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