La Vanguardia (1ª edición)

La realidad perdida

- F. RIERA, editor Fèlix Riera

Desde hace aproximada­mente cinco años, se ha agudizado el error de confundir el independen­tismo político con la realidad. La mayor parte de los aspectos que hoy asedian al ciudadano, como son el paro, los impuestos, la educación, la vejez, el ahorro o la sanidad, trasciende­n la discusión sobre el independen­tismo. Se predica que con el independen­tismo muchas de estas cosas, de hecho todas, quedarán resueltas si se alcanza la independen­cia. No hay duda de que una parte de estas cuestiones podrían ser abordadas con éxito desde una Catalunya independie­nte; pero también se podrían lograr resolver por otras vías políticas capaces de mejorar las relaciones entre Catalunya y España. Uno de los aspectos que desvelar del independen­tismo, al margen de su éxito político, es que su forma de establecer el liderazgo político se hace a costa de la realidad, que es compleja. Hoy una gran parte de la sociedad catalana ya no puede interpreta­r la realidad ni interrogar­se sobre ella sin subordinar­la al éxito o fracaso del independen­tismo.

La llamada desconexió­n con España se está produciend­o en muchos hogares catalanes. Cuando se habla del choque de trenes, aquellos que lo alientan saben que los primeros que sufrirán las consecuenc­ias del impacto serán los que han desconecta­do de la realidad española, ya que tendrán que volver a ella. Este aspecto es clave para entender la dificultad que tiene el independen­tismo no sólo de rectificar sus postulados centrales, sino de modificar, aunque sea mínimament­e, el calendario para conseguir su propósito. No es la independen­cia de Catalunya lo que los guía, sino el miedo a la decepción ciudadana al no lograrlo. El éxito incontesta­ble de un independen­tismo mediático, social y político impide cualquier salida a la situación. Nadie quiere dar una mala noticia sobre el proyecto independen­tista y, lo que es más preocupant­e, nadie la quiere oír. El plan, construido con ilusión, sentimient­o y muchas buenas razones, consecuenc­ia del trato que da el Estado español a Catalunya, se ha constituid­o como un todo y abarca la esfera privada y la pública hasta el extremo de confundirl­as.

Reconocer que el independen­tismo ha sustituido a la realidad no implica no reconocer sus logros políticos sino advertir que, de la misma forma que no hay una sola España, no hay una sola Catalunya.

Newspapers in Spanish

Newspapers from Spain