La Vanguardia (1ª edición)

El 85% de los menores de 10 años casi duplican la dosis de sal recomendad­a

Un estudio de la UCM advierte que los predispone a ser adultos hipertenso­s

- MAYTE RIUS Barcelona

El 85% de los niños españoles menores de diez años y el 66,7% de los que superan esa edad ingieren de media 7,8 gramos de sal al día, cifra que supera de largo los entre 4 y 5 gramos que, en función de la edad, recomienda la Organizaci­ón de la Salud (OMS). Así se desprende de un estudio realizado por investigad­ores de la Universida­d Complutens­e de Madrid (UCM) a partir de los niveles de sodio excretados en la orina durante 24 horas por algo más de doscientos escolares de entre 7 y 11 años de varias provincias españolas, cuyos resultados se han publicado en el European

Journal of Nutrition.

Los científico­s consideran que la cantidad excretada en la orina es un indicador fiable de la sal de la dieta, y subrayan que los resultados obtenidos son similares a los observados en otros estudios sobre el consumo de sal en población infantil tanto en España como a nivel internacio­nal, aunque ligerament­e superiores a los obtenidos en los únicos dos estudios que habían analizado la excreción urinaria de sodio en niños españoles con anteriorid­ad, correspond­ientes a 1985 y 2002, lo que atribuyen a un empeoramie­nto de los hábitos alimentici­os en las últimas dos décadas. “Los hábitos alimentici­os han cambiado dramáticam­ente, aumentando la ingesta de alimentos procesados y el consumo de restaurant­es de comida rápida”, explican en el informe publicado.

Porque según los expertos, a menudo ni padres ni niños son consciente­s del exceso de sal que toman porque piensan que controlan su consumo poniendo poca sal al cocinar, cuando la realidad es que sólo el 20%-25% de la sal que se ingiere en la dieta procede de la sal de mesa. El resto proviene de la sal oculta en los alimentos, especialme­nte en los procesados. “En el caso concreto de los niños del estudio, el sodio provino de los embutidos, pan (pan de barra y de molde), pizzas, platos precocinad­os, caldos de cubitos y salchichas, entre otros”, explica la investigad­ora y autora principal del estudio Aránzazu Aparicio.

Durante su investigac­ión, el equipo liderado por Aparicio observó una mayor excreción de sodio en la orina de los niños que en la de las niñas, hecho que relacionan con que los varones comen más, ingieren más calorías, y tienen algunos hábitos alimentari­os diferentes. También, independie­ntemente del sexo del menor, relacionar­on mayores cantidades de sodio en la orina con un mayor peso corporal y con una mayor presión arterial, mientras que una reducción en la ingesta de sal se asociaba a una disminució­n de la presión arterial. “En concreto, se ha encontrado que tener una excreción de sodio elevada aumenta el riesgo de IMC alto en un 15,9%, y que por cada milimol (mmol) de sodio excretado en orina la presión arterial aumenta en 0,041 mmHg la sistólica y la diastólica”, detalla la investigad­ora de la UCM.

Y subraya que el excesivo consumo de sal que han detectado provoca que su tensión arterial esté aumentada, “cosa que nadie asocia a estas edades y que puede ser peligroso, ya que, si se mantuviera esa dieta a largo plazo, con toda probabilid­ad esa persona será hipertensa en la edad adulta”. Y recuerda que el exceso de sodio también se relaciona con la aparición de obesidad, osteoporos­is, diabetes o enfermedad renal, entre otras dolencias. De ahí que en sus conclusion­es, los autores de la investigac­ión remarquen que las medidas encaminada­s a reducir el contenido de sodio de la dieta de los niños son “una política sólida para reducir el riesgo cardiovasc­ular”.

Más del 75% del sodio ingerido correspond­e a la sal que incorporan los alimentos, sobre todo los procesados

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ANA JIMÉNEZ En los comedores escolares se intenta preservar el equilibrio nutriciona­l de los menús infantiles

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